Nawaf Salam, primer ministro del Líbano, calificó de “clara violación” el ataque israelí en el sur de Beirut. Según el mandatario, esta acción quebranta el alto el fuego que había reducido las hostilidades entre Israel y Hezbolá durante más de un año.
Un comunicado de la oficina de Salam denunció el ataque como una transgresión flagrante de los acuerdos de cese de hostilidades y de la Resolución 1701 de las Naciones Unidas. Esta resolución del Consejo de Seguridad había puesto fin a la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá, además de servir de base para la tregua de noviembre.
Joseph Aoun, presidente libanés, rechazó el bombardeo contra un edificio en los suburbios del sur de Beirut. El mandatario instó a los aliados internacionales a respaldar el derecho del Líbano a ejercer plena soberanía sobre su territorio.
“La agresión constante de Israel nos obliga a reforzar nuestra diplomacia y movilizar el apoyo de nuestros amigos en el mundo”, afirmó Aoun en un comunicado de la presidencia. Además, describió el ataque como “una peligrosa advertencia” que pone en riesgo la estabilidad del país.
El ejército israelí justificó el ataque alegando que tenía como objetivo a un agente de Hezbolá vinculado a Hamás. Según las fuerzas israelíes, este individuo representaba una amenaza inmediata para los civiles en Israel.