Estados Unidos encabeza un comité formado por representantes de Francia, Israel, Líbano y la fuerza de observación de la FPNUL, en el marco del acuerdo de alto el fuego, con el objetivo de recibir denuncias por violaciones. Israel presentó unas 1.280 quejas ante el comité hasta el lunes. De estas, 670 se trasladaron a las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF) para su aplicación, mientras que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ejecutaron 530 ataques aéreos en respuesta a presuntas infracciones, según declaró el ejército.
Las LAF respondieron a 456 de las 670 quejas que les fueron remitidas. Las FDI intervinieron en 80 casos adicionales con ataques aéreos y clasificaron otras 18 violaciones como irrelevantes. Aunque los oficiales militares israelíes reconocen una mejora en las acciones del ejército libanés contra Hezbolá, también señalaron que la velocidad de respuesta aún no se ajusta a las expectativas de Israel.
Las FDI consideran que Hezbolá ha sufrido una degradación significativa, atribuida en gran parte a los dos meses de enfrentamientos abiertos entre septiembre y noviembre. Sin embargo, entre el 25% y el 30% de los resultados operativos israelíes contra el grupo se obtuvieron tras el inicio del alto el fuego, a través de ataques que buscaron impedir su rearme y reorganización.
De los aproximadamente 25.000 combatientes reclutados por Hezbolá, entre 4.000 y 5.000 murieron y otros 9.000 resultaron heridos y quedaron incapacitados para combatir, según estimaciones de las FDI. La fuerza de élite Radwan registró bajas similares, con más de la mitad de sus 6.000 miembros eliminados o gravemente heridos.
El mando del grupo también se vio afectado durante la guerra. Según las FDI, sus filas actuales no pueden reponer el liderazgo táctico perdido. En cuanto a la capacidad de fuego, Israel estima que destruyó entre el 70% y el 80% del sistema de lanzamiento de cohetes de Hezbolá. El arsenal restante incluye varios miles de proyectiles, en su mayoría de corto alcance, y solo unos pocos cientos de largo alcance.
Las evaluaciones de las FDI indican que la mayoría del armamento del grupo se encuentra en zonas al norte del río Litani, tras la destrucción de su infraestructura en las aldeas fronterizas. El ejército israelí identificó intentos limitados por parte de Hezbolá para restaurar capacidades en dichas aldeas, donde la población civil desplazada aún no ha regresado.
Las FDI han mantenido operaciones en todo el territorio libanés para obstaculizar cualquier iniciativa del grupo destinada a reconstruir su capacidad militar. A principios de julio, las fuerzas israelíes bombardearon un campo de entrenamiento de la fuerza Radwan en el valle de Beqaa, y el mes anterior atacaron instalaciones subterráneas de fabricación de drones en Beirut, entre otros objetivos.
El colapso del régimen de Bashar al-Assad en diciembre interrumpió la principal vía de contrabando de armas desde Irán hacia Hezbolá, lo que, según las FDI, debilitó aún más al grupo. A pesar de la guerra entre Israel e Irán el mes pasado, Hezbolá no intervino. El secretario general del grupo, Naim Qassem, recibió varias solicitudes de Teherán para unirse a la guerra en junio, pero no las atendió, afirmaron fuentes militares israelíes.
El ejército evalúa que la dirección interna de Hezbolá se muestra poco dispuesta a iniciar acciones contra Israel en este momento, debido a la necesidad de reconstruir capacidades. Según las FDI, una nueva ofensiva perjudicaría gravemente ese proceso de recuperación.
Al interior del Líbano se han manifestado llamados crecientes para exigir el desarme de Hezbolá. No obstante, Qassem declaró este mes que el grupo no entregará las armas, pese a la presión ejercida por el gobierno libanés, respaldado por Occidente. Un portavoz militar israelí indicó que los “logros contra Hezbolá permitirían el objetivo de desarmarlo”.
Durante una rueda de prensa en un puesto del ejército en el Líbano, el comandante Gordin expresó: “Creo que sería muy sabio y beneficioso para el estado del Líbano desarmar a Hezbolá. El mayor daño que ha sufrido el Líbano fue a causa de Hezbolá, y sería mejor si ya no existiera”.
Las FDI declararon que seguirán impidiendo el fortalecimiento militar de Hezbolá y mantendrán su presencia en el sur del Líbano para prevenir ataques. “Permaneceremos aquí todo el tiempo que sea necesario y proporcionaremos una defensa fuerte y significativa para los residentes del norte”, añadió Gordin. Autoridades israelíes reiteraron que solo considerarán retirarse de cinco puntos en el Líbano si Hezbolá es desarmado.
Israel y Hezbolá mantuvieron enfrentamientos durante más de un año, después de que el grupo iniciara ataques sin provocación en respaldo a Hamás tras la masacre del 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel. El lanzamiento de cohetes provocó el desplazamiento de cerca de 60.000 residentes del norte de Israel. En respuesta, Israel aumentó sus operaciones militares en Líbano en septiembre, lo que dio lugar a dos meses de guerra abierta, en los que el liderazgo y el arsenal del grupo fueron destruidos.
Hasta el martes, el 74% de los ciudadanos israelíes desplazados habían regresado a sus viviendas. En localidades como Metula y Manara, el retorno aún es reducido. Gordin concluyó: “Creo que la situación de seguridad en la frontera norte es muy buena. Las amenazas están muy lejos y no hay amenazas inmediatas para la zona fronteriza, las comunidades o los residentes. Creo que han pasado décadas desde que tuvimos una situación de seguridad tan buena como la que tenemos hoy”.