El aparato de defensa israelí estima que los islamistas hutíes cuentan con una reserva limitada de misiles balísticos, según un informe de Channel 12 News. A pesar de su tamaño —de cinco a diez metros de largo y cientos de kilos—, la producción mensual se mantiene en cifras bajas.
Varios de los lanzadores fueron inutilizados por ataques recientes de fuerzas estadounidenses e israelíes, lo que complica aún más la capacidad ofensiva del grupo yemení. Además, las áreas desde las que operan son reducidas y están bajo estrecha vigilancia.
La mayoría de los misiles lanzados son interceptados antes de alcanzar territorio israelí, y en muchos casos caen en países vecinos como Arabia Saudita y Jordania. Sin embargo, el sistema de seguridad israelí prevé que los ataques desde Yemen seguirán mientras continúe la ofensiva en Gaza, sin importar las limitaciones de armamento de los hutíes.
En paralelo, las Fuerzas Aéreas israelíes y el Comando del Frente Interno han coordinado esfuerzos para reducir el número de alertas de sirenas causadas por estos lanzamientos. Se determinó que una intercepción temprana permite evitar que múltiples comunidades reciban la orden de resguardarse.
El último ataque ocurrió el domingo por la mañana. La alarma antiaérea se activó en varias localidades de la zona central del país y en Jerusalén. El proyectil fue neutralizado fuera de las fronteras israelíes, pero dos mujeres resultaron heridas al intentar refugiarse; una de ellas cayó en una zanja al costado del camino.
Restos del misil fueron encontrados en el patio de una escuela en Tzur Hadassah y en una vivienda de Eshta’ol. A pesar de los daños colaterales, la mayoría de los proyectiles continúan siendo interceptados eficazmente.