Las Fuerzas de Defensa de Israel eliminaron el sábado a dos miembros de Hezbolá en ataques aéreos separados realizados con aviones no tripulados en el sur de Líbano. Según el comunicado oficial, ambos operativos del grupo terrorista actuaban en violación de los acuerdos vigentes entre Jerusalén y Beirut.
El primer ataque tuvo lugar en Khiam y se dirigió contra un integrante de la fuerza de élite Radwan. De acuerdo con las FDI, el objetivo trataba de restablecer capacidades operativas de Hezbolá en la zona. El ejército afirmó que tales acciones violaban de manera directa los entendimientos alcanzados con el gobierno libanés.
Horas más tarde, otro operativo aéreo en la localidad de Yohmor mató a Ahmad Mohammad Salah, señalado por las FDI como comandante de Hezbolá en esa ciudad. Las autoridades israelíes indicaron que Salah también participaba en intentos de reactivar infraestructura militar en el área.
Desde noviembre, cuando se instauró un acuerdo de alto el fuego, Israel ha mantenido presencia militar en cinco ubicaciones estratégicas del sur de Líbano. En ese marco, ha llevado a cabo ataques puntuales contra objetivos de Hezbolá que, según su evaluación, infringen los términos del cese de hostilidades.
El martes, medios estatales libaneses informaron que bombardeos israelíes en el valle de Beqaa provocaron la muerte de 12 personas, siete de nacionalidad siria. Las FDI indicaron que los ataques se dirigieron contra instalaciones militares de la fuerza Radwan, donde se habían identificado depósitos de armas y actividad operativa.
Fuentes israelíes declararon que, en los últimos años, la fuerza Radwan había planificado una ofensiva terrestre a gran escala contra el norte de Israel. Sin embargo, los planes fueron suspendidos tras el ataque de Hamás desde Gaza el 7 de octubre de 2023, que desencadenó una guerra regional.
Un día después de ese ataque, Hezbolá inició una campaña sostenida de lanzamientos de cohetes, drones y misiles antitanque contra comunidades del norte israelí. Estas acciones se realizaron en apoyo a Hamás y provocaron desplazamientos masivos de población civil.
Aproximadamente 60.000 residentes fueron evacuados de la zona fronteriza norte. En respuesta, Israel aumentó las operaciones en el Líbano a partir de septiembre, lo que derivó en dos meses de enfrentamientos abiertos contra Hezbolá. Durante ese periodo, el ejército israelí destruyó parte del liderazgo y del armamento del grupo chií.
El acuerdo de alto el fuego autoriza a Israel a neutralizar amenazas inminentes sin previo aviso, mientras que las inquietudes de menor gravedad deben remitirse a una instancia internacional. Actualmente, Hezbolá enfrenta presiones por parte del gobierno libanés, respaldado por potencias occidentales, para iniciar un proceso de desarme como condición para negociar un repliegue israelí al sur de la frontera.