Un ataque aéreo israelí mató al alto dirigente de Hamás, Ismail Barhoum, en el Hospital Nasser, en Jan Yunis, al sur de Gaza. El ministro de Defensa, Israel Katz, confirmó la operación y afirmó que Barhoum había asumido recientemente el cargo de primer ministro de Hamás en Gaza tras la muerte de Issam Da’alis, abatido días antes.
La ofensiva recibió elogios del Shin Bet y del propio Katz, quien atribuyó a Barhoum un rol clave tanto político como financiero dentro del grupo. La Unión Europea ya había sancionado a Barhoum por sus vínculos con actividades económicas de Hamás. Aunque Hamás no ha emitido comentarios, el canal al-Aqsa News, asociado al grupo, reconoció su muerte.
Cámaras de Al Jazeera y BBC Arabic captaron el momento del bombardeo contra el hospital. Las Fuerzas de Defensa de Israel confirmaron el ataque y detallaron que se utilizó una bomba de precisión para minimizar daños a civiles. La operación, coordinada con el Shin Bet, fue descrita como el resultado de una larga labor de inteligencia.
Fuentes militares señalaron que el objetivo era un “terrorista clave” sin revelar inicialmente su identidad. Sin embargo, medios locales y el canal saudí al-Hadath identificaron al abatido como Barhoum, miembro del politburó de Hamás. Israel reiteró su denuncia sobre el uso de hospitales como centros de operaciones del grupo terrorista.

El ejército israelí calificó esa práctica como una violación del derecho internacional y acusó a Hamás de poner en riesgo a la población civil al usar infraestructura médica para planificar ataques. En anteriores ocasiones, los operativos en hospitales se habían ejecutado por tierra y no mediante bombardeos.
El general de brigada Yossi Kuperwasser declaró que Hamás no liberará a los 59 rehenes restantes, entre ellos 24 vivos, mientras conserve el poder en Gaza. En entrevista con Kan Moreshet, afirmó que solo una ocupación total del enclave permitiría acabar con el dominio del grupo y forzar su rendición.
Estas afirmaciones se alinean con la amenaza lanzada por Israel Katz el 18 de marzo. Durante un acto en Kariya, advirtió que Israel podría anexar Gaza si los secuestrados no son liberados o si son asesinados. Aseguró que en tal escenario, los ataques se intensificarían sin límites.
Altos funcionarios del Ministerio de Defensa revelaron que una posible respuesta a ejecuciones incluiría la ocupación de zonas estratégicas como el norte de Gaza o el corredor de Philadelphi, con el fin de cortar el suministro a Hamás y aislar completamente a sus fuerzas.

Este domingo, el ejército israelí anunció la incorporación de miles de soldados a la ofensiva, incluyendo la 36ª División, especializada en combates terrestres. La medida busca acelerar la destrucción de la infraestructura de Hamás y presionar por la liberación de los rehenes.
Las divisiones de Gaza y la 252ª División de Reserva ya encabezaban las operaciones en el terreno. Con el refuerzo de nuevas unidades, Israel pretende ampliar el alcance de sus acciones militares tras el fin de la tregua, el pasado 18 de marzo.
Desde la base militar de Kirya, el primer ministro Benjamin Netanyahu declaró ese día que Israel aumentaría su fuerza contra Hamás hasta recuperar a todos los secuestrados. Con estas palabras dio inicio a una nueva etapa en la campaña militar.