Si Israel considera infructuosas las negociaciones de rehenes con Hamás o estima excesivas sus demandas, tiene previsto intensificar su campaña militar contra el grupo, informa The Wall Street Journal.
El plan contempla medidas drásticas como el corte de electricidad y agua, luego de que Israel prohibiera la entrada de nuevos envíos de ayuda a Gaza. De acuerdo con un analista de seguridad citado por el medio, las acciones incluirían ataques aéreos e incursiones militares, además del desplazamiento forzado de palestinos del norte del enclave.
Las primeras fases de la escalada podrían extenderse hasta dos meses, lapso en el que Israel reconfiguraría su despliegue militar para una invasión con el objetivo de mantener el control del territorio. The Wall Street Journal señala que la estrategia busca debilitar la infraestructura de Hamás mediante la interrupción de suministros esenciales, operaciones especiales y una ofensiva terrestre a gran escala.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, han advertido que, de no lograrse un acuerdo, la guerra podría recrudecerse. Israel ya ha impuesto un bloqueo total de bienes y suministros a Gaza como primera medida de presión.
El siguiente paso, según el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, incluiría el corte del suministro eléctrico y de agua, tema discutido recientemente en el gabinete. En caso de que Hamás persista en su negativa, Israel podría escalar su ofensiva con bombardeos selectivos y ataques contra la cúpula del grupo.
También se contempla la evacuación forzada de palestinos que retornaron al norte de Gaza tras la última tregua. La fase final del plan consistiría en una incursión militar masiva con el objetivo de desmantelar la capacidad operativa de Hamás y ocupar posiciones estratégicas dentro del enclave.
Michael Makovsky, exfuncionario del Pentágono y presidente del Instituto Judío para la Seguridad Nacional de EE. UU., afirmó que Israel está decidido a erradicar a Hamás “sin importar las consecuencias” y anticipó que la nueva ofensiva será de gran magnitud.
El estancamiento en las negociaciones mantiene la región al borde de una nueva escalada. Israel exige la liberación de todos los rehenes, mientras que Hamás condiciona cualquier acuerdo a un alto el fuego permanente, demanda que Israel rechaza tajantemente. Además, Tel Aviv insiste en que el grupo abandone el poder y entregue sus armas, condiciones que Hamás no está dispuesto a aceptar.
Israel ha propuesto extender la tregua por un mes más a cambio de la liberación de más rehenes, fijando el sábado como fecha límite para recibir respuesta. Si no se alcanza un acuerdo, ha advertido a los mediadores que intensificará la presión militar, lo que podría desembocar en una nueva ofensiva a gran escala, según fuentes árabes citadas por The Wall Street Journal.
Hamás mantiene su postura y se niega a negociar su desarme, insistiendo en que cualquier acuerdo debe garantizar el fin definitivo de la guerra.
Donald Trump, en línea con su estrategia en Medio Oriente, expresó su frustración por la falta de avances en la liberación de los rehenes. En una publicación en redes sociales, advirtió a Hamás: “Si no liberan a los rehenes que quedan en Gaza de inmediato, ‘¡estás MUERTO!’”. Al día siguiente, junto con Steven Witkoff, insinuó que EE. UU. e Israel podrían coordinar medidas contra el grupo si no cede.
Analistas militares israelíes sostienen que el país se encuentra en mejor posición para una nueva ofensiva que al inicio de la guerra. Las reservas de municiones han sido reabastecidas y las restricciones impuestas por la administración Biden a ciertas operaciones se han relajado. Además, la tregua con Hezbolá permite liberar tropas de la frontera norte.
El ejército israelí estima haber eliminado a 20.000 combatientes de Hamás, incluidos altos mandos, y debilitado su producción de armas y su red de túneles. Sin embargo, el grupo ha reclutado miles de nuevos miembros, aunque con poca experiencia, según The Wall Street Journal.
Erradicar a Hamás sin recuperar el control total de Gaza parece inviable, según Yaakov Amidror, exasesor de seguridad nacional de Israel. En declaraciones al medio, estimó que una ofensiva para desmantelar la organización podría extenderse entre seis meses y un año.
Pese a las pérdidas sufridas, Hamás ha demostrado capacidad de resistencia. Tahani Mustafa, del International Crisis Group, destacó que la insurgencia se ha mantenido más de lo esperado y que el reclutamiento de jóvenes en Gaza sigue en aumento. Aunque muchos habitantes del enclave rechazan el control de Hamás, la guerra y la falta de una alternativa política han permitido que el grupo conserve apoyo.
Una ofensiva total en Gaza requeriría la destrucción de la red de túneles de Hamás, una operación altamente compleja y destructiva. Sin un plan claro para la posguerra, Israel corre el riesgo de quedar atrapado en un conflicto prolongado.
La situación de los rehenes sigue siendo un factor clave. Se estima que 59 personas continúan en Gaza y que al menos 24 siguen con vida.
El debate en Israel sigue dividido. Mientras algunos abogan por la vía diplomática para la liberación de los rehenes, la mayoría de la población apoya una ofensiva militar si las negociaciones fracasan. La posibilidad de extender el alto el fuego genera respaldo, pero solo si no implica el fin definitivo de la guerra.