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Las FDI promulgarán nuevas directrices para reconocer los suicidios relacionados con el servicio militar

30 de diciembre de 2025
Los soldados colocan flores y banderas en las tumbas de los soldados israelíes caídos en el cementerio militar de Kiryat Shmona, el 24 de abril de 2023, antes del Día de los Caídos en Israel. (Ayal Margolin/Flash90)

Los soldados colocan flores y banderas en las tumbas de los soldados israelíes caídos en el cementerio militar de Kiryat Shmona, el 24 de abril de 2023, antes del Día de los Caídos en Israel. (Ayal Margolin/Flash90)

Los reservistas y exconscriptos que se suiciden por traumas del servicio no tendrán reconocimiento automático; Defensa revisará cada caso y ampliará apoyo a familias.

Revisión caso por caso y apoyo institucional ampliado para las familias

Los reservistas y exconscriptos que se quiten la vida por traumas psicológicos vinculados al servicio no recibirán de manera automática el estatus de soldados caídos. El ejército revisará cada expediente y ampliará el apoyo a sus familias tras la muerte, según el anuncio del martes. La decisión forma parte de nuevas directrices que buscan ordenar el tratamiento institucional de estos casos y ofrecer acompañamiento práctico a los allegados durante todo el proceso posterior al deceso.

Las directrices se redactaron en un comité que examinó la reacción de las FDI ante estos suicidios. El propósito declarado consiste en reforzar el acompañamiento institucional y la ayuda práctica a las familias en duelo durante todo el procedimiento que sigue a la muerte. El comité se creó en agosto, después del suicidio del reservista Roi Wasserstein, cuya muerte impulsó una revisión amplia de protocolos y de la relación con los deudos.

El grupo integró especialistas en salud mental, asesores jurídicos y oficiales de atención a bajas. Presentó sus conclusiones el martes al ministro de Defensa, Israel Katz, y al jefe del Estado Mayor, teniente general Eyal Zamir. Ambos agradecieron la labor realizada y ordenaron a las FDI aplicar con rapidez las recomendaciones. La presidencia recayó en el mayor general (res.) Moti Almoz, con foco en secuelas psicológicas tardías del servicio.

En su informe, el comité contabilizó 15 civiles muertos por suicidio asociado al servicio militar desde el inicio de la guerra, que comenzó tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Atribuyó esa cifra a traumas acumulados durante misiones y combates, según comunicaron las FDI. El diagnóstico subraya la exposición sostenida a hechos extremos y el peso emocional que deja su huella sobre reservistas y exconscriptos.

Datos clave de cifras, plazos y medidas anunciadas

  • Quince civiles murieron por suicidio asociado al servicio desde el inicio de la guerra.
  • La familia dispone de una ventana de dos años tras el fin del servicio para solicitar reconocimiento.
  • Veintiuna muertes de soldados en 2025 se clasificaron, o siguen bajo investigación, como suicidios.
  • Doscientos setenta y nueve intentos de suicidio en dos años, con una proporción de siete por cada muerte.
  • Cerca de mil especialistas en salud mental se asignaron a unidades de combate.

Criterios de evaluación, marco legal y límites del reconocimiento

A partir de ahora, el ministerio de Defensa evaluará cada expediente con criterios definidos para decidir si procede el reconocimiento como muerto a consecuencia del servicio. La revisión sustituye el automatismo e introduce verificación documental, médica y operacional en cada solicitud presentada por la familia. El objetivo declarado consiste en fundamentar decisiones con evidencia y en ajustar la respuesta institucional a situaciones complejas que se vinculan con el servicio militar.

Las FDI indicaron que el comité no entrevistó a las quince familias durante la pesquisa, por la necesidad de una supervisión más puntual y un trato reservado. Ese límite no impide el análisis de antecedentes ni la recopilación de informes clínicos que puedan sustentar decisiones. El enfoque busca preservar la privacidad y, al mismo tiempo, sostener un proceso administrativo capaz de atender matices sensibles en cada caso.

El comité asumió que el impacto emocional del combate puede abrir trastornos duraderos y, en ciertos casos, terminar en suicidio. Aun así, recordó que la legislación actual solo ampara a quienes mueren en servicio activo, por lo que estas muertes quedan fuera del marco legal de caídos. Esa tensión entre realidad psicológica y norma vigente atraviesa el informe y condiciona el alcance del reconocimiento oficial.

Para cubrir ese vacío, el comité propuso una ventana de dos años tras la finalización del servicio. En ese lapso, la familia presenta la solicitud de reconocimiento de un suicidio ligado al servicio, con tiempo suficiente para investigación, peritajes y evaluación administrativa. Si las circunstancias admiten relación con un trauma del servicio, las FDI aconsejan presencia institucional en el funeral, con orientación, apoyo y signos militares acordados con los deudos.

Medidas de salud mental en unidades y cifras recientes de suicidios

En paralelo, las FDI ampliaron herramientas para asistir a personal en servicio activo que enfrenta trastornos mentales o ideación suicida. El refuerzo incluye recursos clínicos, canales de consulta y protocolos de derivación que buscan intervención temprana en cada unidad, con supervisión de mando directa. La institución pretende acercar apoyo profesional al terreno y reducir barreras de acceso, a fin de contener crisis y estabilizar situaciones de riesgo en espacios operativos.

Una fuente de seguridad atribuyó esos cambios a una mayor formación en salud mental y a la detección de señales de angustia entre los soldados. También mencionó una orden que estandariza la identificación y el tratamiento de efectivos con angustia psicológica severa en todo el ejército. La estandarización intenta reducir disparidades entre unidades y garantizar respuestas oportunas con criterios uniformes ante cuadros que requieren atención inmediata.

Desde el comienzo de la guerra en Gaza, alrededor de mil especialistas en salud mental se asignaron a unidades de combate. Estos equipos entran a zonas de enfrentamiento y ofrecen ayuda inmediata tras experiencias traumáticas, con el fin de contener crisis en el terreno. Su despliegue acerca evaluación clínica y apoyo a quienes acaban de atravesar incidentes extremos, en coordinación con mandos y con canales que permiten derivaciones formales cuando resulta necesario.

Un informe del Centro de Investigación e Información de la Knéset, publicado en octubre, señaló un salto de intentos de suicidio en los últimos dos años y registró doscientos setenta y nueve soldados que intentaron quitarse la vida, con siete intentos por cada muerte. En datos de bajas para 2025, difundidos el martes, las FDI informaron veintiuna muertes en servicio activo clasificadas, o bajo investigación, como suicidios. El total bajó frente a 2024, pero esa cifra no varió.

El caso de Roi Wasserstein, origen del comité y debate legal abierto

El repunte de suicidios y tentativas se asoció al aumento de la movilización de reservistas a lo largo de la guerra. Una investigación interna de las FDI, concluida en agosto, determinó que la mayoría de los casos recientes se relacionó con traumas de guerra. El documento citó despliegues prolongados en áreas de combate, la visión de escenas desgarradoras y la muerte de compañeros como factores principales que se repiten en expedientes revisados por la institución.

Zamir ordenó crear el comité después de la muerte por suicidio de Roi Wasserstein, paramédico de combate reservista de veinticuatro años, ocurrida en julio. Ese caso reabrió el escrutinio público sobre la atención a soldados traumatizados y sobre los apoyos tras el licenciamiento militar formal. La discusión se extendió a la responsabilidad institucional y a los vacíos legales que dejan fuera del marco de caídos a quienes mueren fuera del servicio activo.

Wasserstein, natural de Netanya, acumuló más de trescientos días de reserva desde el inicio de la guerra y sirvió en la unidad de evacuación médica de la 401.ª Brigada Blindada. Con frecuencia evacuó heridos y caídos bajo fuego, y su madre afirmó que los horrores lo marcaron. Su trayectoria se convirtió en emblema de una problemática que mezcla exposición prolongada a la guerra y dificultades para encajar esa huella en la normativa vigente.

Terminó su última ronda de reserva a fines de mayo y no tenía estatus de servicio activo al morir. Por eso, las FDI comunicaron primero a la familia, por vías no oficiales, que no recibiría reconocimiento como soldado caído y que el entierro sería civil. Esa determinación desató indignación en su entorno. Zamir anunció entonces que estudiaría impulsar legislación para reconocer a reservistas que mueran fuera del servicio, si se prueba un nexo directo.

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