El Ejército israelí anunció la eliminación de la prórroga automática de cuatro meses en el servicio obligatorio de las tropas reclutadas, implementada al inicio de la guerra en Gaza. La medida regía para las fuerzas terrestres, cuya transición al servicio de reserva se efectuaba de forma inmediata tras completar el periodo regular. A partir de noviembre, los soldados incorporados en marzo de 2023 serán liberados en ese mes, sin la extensión hasta marzo de 2026.
No obstante, la nueva normativa establece que los efectivos en entrenamiento dentro de unidades de fuerzas especiales deberán permanecer en servicio cuatro meses adicionales, en condición de soldados profesionales, desde marzo de 2027. Esta exigencia se aplicará también a los futuros reclutas, quienes deberán firmar compromisos de servicio extendido según el tipo de unidad: ocho meses más en unidades de reconocimiento o un año completo en unidades de comando.
En julio, el Ejército había comunicado su disposición a extender por un año el tiempo de servicio de las tropas de fuerzas especiales, unidades de comando y de reconocimiento adscritas a brigadas de infantería. Esta extensión se sumaría a los 30 meses establecidos, conforme al compromiso inicial asumido por los soldados al alistarse. Sin embargo, la política no se aplicó. Tras manifestaciones en contra, se revocó la decisión y se constituyó un comité encabezado por el general de división Amir Abulafia, exjefe de la Dirección de Planificación.
Como parte de las nuevas directrices, las tropas que ya hayan superado su entrenamiento básico, cuya duración habitual es de un año o más, no estarán sujetas a la extensión de cuatro meses. Las medidas buscan redistribuir los términos de servicio ante la disminución de efectivos permanentes, consecuencia del prolongado estado de combate. El Ejército aclaró que la extensión no afectará a quienes ya se encuentran en servicio, sino a quienes están en formación o serán convocados próximamente.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel, el impacto inmediato de esta política implicará una reducción de equipos en las unidades de comando y la ausencia de decenas de efectivos en las brigadas de infantería durante un año. Para suplir esa brecha operativa, el Ejército anticipa el uso de reservistas.