El teniente coronel J., comandante del Yamam, compartió hoy nuevos detalles sobre la valiente operación de rescate de israelíes en Rafah, arrojando luz sobre la interacción entre el equipo de rescate y los rehenes, así como sobre el conmovedor instante en que se les anunció: “Hemos venido a llevarlos a casa. Somos el Yamam”.
“En momentos así, esperarías que los individuos estén dormidos”, explicó J. “Sabíamos que estarían durmiendo, lo que nos permitió aproximarnos de manera furtiva al objetivo. Manteníamos un silencio absoluto, siempre atentos. Al detonarse los explosivos y abrirse la puerta, encontramos a los rehenes en el suelo. Los llevamos al balcón, punto en el que se desató un intenso tiroteo para frustrar el rescate. Actuamos con determinación en respuesta, pues cualquier herida a los rehenes habría sido catastrófica. Los rehenes estaban en estado de shock inicialmente, pero se recuperaron con rapidez”.
El teniente coronel J. detalló que el equipo evaluó el estado físico de los rehenes. “Se anticipa cierto cambio en su apariencia para asegurar su fácil identificación. Se nos instruyó de no disparar a menos que se identificase un arma claramente, para evitar poner en riesgo a los rehenes”.
Sobre el primer contacto con los rehenes, mencionó que, aunque confundidos inicialmente, mostraron coraje frente a la situación. “Es comprensible que civiles retenidos durante días en un edificio, y de repente enfrentados con explosiones nocturnas, actúen valientemente”, comentó.
“En los primeros instantes, no comprendieron lo sucedido, pero rápidamente nos señalaron pidiendo rescate. Se dieron cuenta de que una fuerza especial había llegado por ellos. Estuvieron bien durante y después del rescate”. El comandante del Yamam reveló que la asignación de la misión se recibió el mes pasado, conscientes de su complejidad.
“Desde la fundación de la unidad, nos hemos especializado en el rescate de rehenes. Esta es la razón de ser de nuestra unidad. Llevar a cabo un rescate en territorio hostil representa un desafío significativo, especialmente una operación en la Franja de Gaza, en el barrio “Sheburá” de Rafah. Nuestra percepción se transformó al recibir esta misión, para la cual nos preparamos meticulosamente”.
Inicialmente, el teniente coronel J. y su equipo percibieron el plan como arriesgado y complejo. “Con el tiempo, comprendimos que era factible gracias a la precisión de la inteligencia obtenida”, afirmó J. “La operación fue exitosa, especialmente considerando nuestra entrada en territorio enemigo antes de la maniobra terrestre, lo cual ya es un logro.
El batallón “Sheburá” es reconocido por su fortaleza. Superamos tres batallones de Hamás en nuestro trayecto. La capacidad de alcanzar el objetivo mientras los enemigos dormían fue crucial para el rescate de los rehenes y la neutralización de los terroristas, protegiendo a los rehenes durante todo el proceso. El soporte decisivo de la fuerza aérea fue clave para evacuar a los rehenes hacia los vehículos cercanos y, posteriormente, al encuentro con la fuerza aérea situada a solo quince minutos”.
El comandante destacó el papel crítico de la inteligencia del Shabak, indicando que un enfoque de acción contundente marcó un punto de inflexión en el éxito del rescate. “Durante la operación, solo un soldado nuestro resultó herido. La agresividad, entre otros factores, contribuyó al éxito de la misión”, explicó J.
“La colaboración con el Shabak se demostró eficaz, gracias a la inteligencia proporcionada por su departamento de operaciones. Nuestros soldados demostraron valentía y asumieron grandes riesgos para rescatar a los rehenes. Estamos plenamente comprometidos con cualquier misión que implique rescatar a personas cautivas por Hamás”.
El teniente coronel J. resaltó la singularidad de esta operación, donde se requería la actuación conjunta con una compañía completa de soldados, a diferencia de las misiones habituales que suelen llevarse a cabo de manera independiente.
“Incorporamos una compañía completa de soldados en la operación, lo cual es inusual para nosotros. Preferimos operar con equipos más reducidos. Sin embargo, la complejidad de esta misión nos obligó a incrementar nuestra fuerza. Estábamos conscientes de la presencia de guardias armados custodiando a los rehenes y anticipamos enfrentamientos no solo con los terroristas directamente involucrados, sino también con fuerzas enemigas en las inmediaciones”.
Describió la tensión experimentada por los soldados en el terreno, conscientes de que cualquier error podría comprometer la seguridad de los rehenes. “Actúas con extrema cautela para no hacer ruido ni exponerlos a riesgos. Ese es el mayor temor en una operación de rescate de rehenes: a pesar de todos los preparativos, un error mínimo puede poner en peligro la misión”.