El New York Post citó a los funcionarios de salud que informaron que veintitrés personas murieron en Noruega a los pocos días de recibir la primera dosis de la vacuna COVID-19 de Pfizer, y que 13 de esas muertes, todas de pacientes de hogares de ancianos, aparentemente estaban relacionadas con los efectos secundarios de las inyecciones.
El médico jefe Dr. Sigurd Hortemo Friday dijo que las reacciones comunes a la vacuna, incluyendo fiebre y náuseas, “pueden haber contribuido a un resultado fatal en algunos pacientes frágiles”.
Los 13 eran pacientes de hogares de ancianos y tenían al menos 80 años. La noticia llega una semana después de que las autoridades informaran de la muerte de solo dos residentes del asilo después de recibir la vacuna de Pfizer.
El director médico de la Agencia Noruega de Medicamentos, Steinar Madsen, reaccionó diciendo: “No estamos alarmados por esto. Está claro que estas vacunas tienen muy poco riesgo”.
La agencia informó el jueves que un total de 29 personas habían sufrido efectos secundarios, incluyendo las 13 personas que murieron.
Veintiún mujeres y ocho hombres experimentaron efectos secundarios, según las autoridades.
Además de los que murieron, nueve tuvieron efectos secundarios graves, como reacciones alérgicas, fuertes molestias y fiebre severa, mientras que siete tuvieron otros menos graves, como dolor intenso en el lugar de la inyección.