Alemania instó el lunes a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar una resolución sobre Libia para detener los continuos ataques militares y las violaciones del embargo de armas en este país devastado por la guerra, según informa la Agencia Anadolu.
En una conferencia de prensa celebrada en Berlín, el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, lamentó las violaciones del alto el fuego, a pesar de las promesas realizadas por las partes en conflicto y los actores regionales en la Conferencia de Berlín el 19 de enero.
“El cese al fuego ha sido muy frágil hasta ahora, y por lo tanto será importante ahora asegurarse de que el Consejo de Seguridad de la ONU respalde lo que acordamos en Berlín con una resolución”, dijo, refiriéndose a las conversaciones en la ONU programadas para el jueves.
“Queremos volver a impresionar a todos aquellos que tienen la intención de seguir violando el embargo, o que ya lo han hecho, y demostrarles que esto tendrá consecuencias para ellos”, añadió.
Maas subrayó que Alemania continuará sus esfuerzos a todos los niveles para alcanzar un verdadero alto el fuego a largo plazo en el país.
Según el gobierno libio reconocido por la ONU, las fuerzas del comandante renegado Khalifa Haftar han lanzado ataques en el noroeste del país a pesar de sus anteriores promesas de respetar el alto el fuego.
Las milicias atacaron el domingo la zona de Abu Qurain, situada a 140 kilómetros al sur de la ciudad portuaria de Misrata.
El 12 de enero, las partes en Libia anunciaron un cese al fuego en respuesta a un llamado conjunto de los líderes de Turquía y Rusia. Pero las conversaciones de la próxima semana para un cese del fuego permanente terminaron sin un acuerdo después de que Haftar dejara Moscú sin firmar el acuerdo.
Una semana después, Haftar aceptó los términos en Berlín para designar a los miembros de una comisión militar propuesta por la ONU con cinco miembros de cada lado para supervisar la implementación del alto el fuego.
La ofensiva militar de Haftar contra el gobierno internacionalmente reconocido ha cobrado la vida de más de 1.000 personas desde abril del año pasado.
Desde la destitución del difunto gobernante Muamar Gadafi en 2011, han surgido dos escaños de poder en Libia: uno en el este del país, apoyado principalmente por Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, y el otro en Trípoli, que goza del reconocimiento de la ONU y de la comunidad internacional.