El presidente libanés advirtió que desarmar a Hezbolá sin condiciones adecuadas podría generar caos y comprometer la paz civil en el país.
Aoun insiste en un enfoque dialogado sobre el desarme de Hezbolá
Joseph Aoun, presidente del Líbano, declaró que retirar las armas a Hezbolá es un asunto “delicado” y fundamental para mantener la estabilidad interna. En declaraciones ofrecidas el sábado 19 de abril de 2025, aseguró que imponer ese proceso sin consenso podría desencadenar una crisis nacional.
Según Aoun, lograr que solo el Estado controle el armamento es una prioridad, pero requiere diálogo cuidadoso para evitar enfrentamientos internos. destacó que no recibe presiones externas ni plazos, y que cualquier disputa debe resolverse por vía no confrontacional.
Ese mismo día, el Ministerio de Salud libanés informó la muerte de dos civiles tras ataques israelíes en el sur del país, los más recientes desde el alto el fuego con Hezbolá alcanzado el 27 de noviembre de 2024.
Por su parte, el líder de Hezbolá, Naim Qassem, rechazó las exigencias de desarme, afirmando que el grupo “no permitirá que nadie lo desarme”. Aunque se mostró abierto a discutir una “estrategia de defensa”, dejó claro que no lo hará bajo presión israelí.
Contexto del desarme de Hezbolá y tensiones en el Líbano
- Estados Unidos vincula la ayuda financiera al avance en el desarme del grupo.
- Arabia Saudita y Qatar condicionan su apoyo económico al control del armamento.
- El alto el fuego exige la retirada de Hezbolá al norte del río Litani.
- Israel mantiene posiciones ocupadas en la frontera sur del Líbano.
El presidente propone integrar a combatientes de Hezbolá al ejército
En entrevista con Al-Araby Al-Jadeed, Aoun reiteró que el diálogo bilateral con Hezbolá es el único camino viable para lograr el desarme. Rechazó el uso de la fuerza por temor a una nueva guerra civil.
El presidente destacó que el ejército libanés ya está ejecutando medidas acordadas en el alto el fuego. Entre ellas, el desmantelamiento de instalaciones militares ilegales y la destrucción de depósitos de armas en el sur.
Una de las operaciones incluyó el cierre de un hospital subteráneo de Hezbolá en Yahmour, al norte del río Litani. Además, las fuerzas han sellado túneles utilizados por el grupo.
En cuanto al futuro de los combatientes, Aoun propuso incorporarlos al ejército mediante programas de “absorción”, aunque descartó que operen como una unidad autónoma dentro de las fuerzas armadas.
Hezbolá debilitado pero aún con poder militar significativo
la guerra con Israel, finalizado en noviembre de 2024, redujo drásticamente el poder de Hezbolá. El grupo perdió a su exlíder Hassan Nasrallah y miles de combatientes.
Con la caída del presidente sirio Bashar al-Assad en diciembre de 2024, Hezbolá también perdió rutas clave de abastecimiento de armamento, aumentando su vulnerabilidad.
Pese a esas pérdidas, el grupo conserva una estructura militar operativa y respaldo popular en sectores de la población chií, lo que complica su desmovilización.
El analista David Woods, del International Crisis Group, señaló que Hezbolá aceptaría discutir una estrategia de defensa solo si Israel se retira por completo del territorio libanés.
Divisiones internas y presión externa condicionan el proceso
El proceso de desarme se ve obstaculizado por tensiones históricas. Tras la guerra civil libanesa, Hezbolá fue el único grupo que no se desarmó, justificándolo como defensa contra Israel.
Partidos como Fuerzas Libanesas exigen un desarme inmediato y han propuesto un plazo de seis meses, tomando como referencia modelos de desmovilización anteriores.
En contraste, el patriarca maronita Bechara Boutros Al-Rai sugiere un camino diplomático, considerando que otro conflicto sería insostenible para el país.
Mientras tanto, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, aliado de Hezbolá, apoya el monopolio estatal sobre las armas y podría ser un interlocutor clave en futuras negociaciones.
Situación económica y reconstrucción agravan el panorama
La guerra con Israel dejó daños estimados en 8.500 millones de dólares, según el Banco Mundial, intensificando una crisis económica iniciada en 2019.
La reconstrucción depende del respaldo internacional, pero países donantes exigen reformas y resultados concretos sobre el control del armamento en manos de Hezbolá.
En el sur del Líbano, Hezbolá ha permitido el despliegue del ejército sin interferencias, lo que indica una posible estrategia táctica más que un compromiso con el desarme.
El ascenso de Aoun, respaldado por Estados Unidos, generó expectativas sobre una mayor institucionalidad, aunque la resistencia de Hezbolá y la ocupación israelí dificultan sus planes.