Los incidentes contra musulmanes en Australia aumentaron desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, hace casi dos años, según el enviado especial del país para combatir la islamofobia, Aftab Malik. El funcionario entregó hoy su primer informe al gobierno con 54 recomendaciones. El documento plantea revisar leyes y procedimientos antiterroristas para determinar posibles casos de discriminación y evaluar políticas gubernamentales vinculadas a este tema.
El informe también propone una investigación amplia sobre la islamofobia y sus principales causas. Malik declaró: “La realidad es que la islamofobia en Australia ha sido persistente, a veces ignorada y otras veces negada, pero nunca abordada por completo”. Según el enviado, la islamofobia en Australia se aumentó después de los ataques de Al Qaeda en Estados Unidos en 2001 y se consolidó en distintos ámbitos sociales.
El gobierno australiano reconoció un aumento de incidentes islamófobos y antisemitas desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023. Datos oficiales indican que los ataques en persona contra musulmanes crecieron un 150% y los registrados en línea un 250%. Malik precisó que la tendencia se agravó de manera sostenida tras ese acontecimiento. El primer ministro, Anthony Albanese, afirmó que su gobierno “considerará cuidadosamente” las recomendaciones.
Albanese declaró: “El ataque a los australianos por sus creencias religiosas no solo es un ataque contra ellos, sino un ataque a nuestros valores fundamentales”. También sostuvo: “Debemos erradicar el odio, el miedo y los prejuicios que impulsan la islamofobia y la división en nuestra sociedad”. En julio de 2024, Jillian Segal fue designada enviada para combatir el antisemitismo, mientras que Malik inició su mandato de tres años en octubre del mismo año.
En su primer informe, Segal sugirió que las universidades pierdan financiación gubernamental si no enfrentan los ataques a estudiantes judíos. Además, recomendó examinar a posibles inmigrantes para establecer sus afiliaciones políticas. Según el censo australiano de 2021, el 3,2% de la población del país es musulmana y alrededor del 0,5% es judía. Estas cifras permiten contextualizar las tensiones sociales descritas en los informes oficiales entregados al gobierno.