China intensificó su ofensiva contra las criptodivisas el viernes con una prohibición general de todas las transacciones de criptomonedas, afectando al bitcoin y a otras monedas importantes y presionando a las acciones relacionadas con las criptomonedas y el blockchain.
El Banco Popular de China dijo que en los últimos años el comercio de monedas virtuales se había “generalizado, perturbando el orden económico y financiero, dando lugar al lavado de dinero, la recaudación ilegal de fondos, el fraude, los esquemas piramidales y otras actividades ilegales y criminales”.
Añadió que los infractores serían “investigados por responsabilidad penal de acuerdo con la ley”.
El texto publicado por el Banco Popular de China enumera las actividades ilícitas que consideran delictivas, entre ellas el blanqueo de dinero y la recaudación ilegal de fondos. Asimismo, la entidad financiera destaca que “tomará medidas drásticas contra la especulación con monedas virtuales para salvaguardar las propiedades de las personas y mantener el orden económico, financiero y social”.
Aunque no es la primera vez que China pretende regular las criptodivisas, de hecho, prohibió a los bancos chinos su uso en 2013, el decreto de este viernes es, según los expertos, el más detallado y completo.
La declaración supone un fuerte revés para el avance de las criptodivisas en un país que, según cifras de AP, hace dos años utilizaba tres cuartas partes de toda la electricidad dedicada a la minería de criptomonedas en el mundo. Ya en abril, como consecuencia de otras restricciones, había caído un 46%.
La decisión del Gobierno chino ha repercutido en el bitcoin. Este viernes cayó un 9% y Ethereum, otra criptodivisa, también cayó un 10%, pasando de 3.100 a 2.800 dólares.
Muchas son las preocupaciones que motivaron a China a tratar de reprimir las criptodivisas. Una de ellas es que el gobierno del país, como muchos otros, teme que pueda acabar con su control de los sistemas financieros. Además, cree que pueden promover la delincuencia financiera.
Sin embargo, las razones trascienden el ámbito económico. Una de las alarmas que disparan las criptodivisas es su efecto medioambiental. La minería, que es el proceso informático mediante el cual se desarrollan las criptodivisas, consume mucha energía.
Por otra parte, el Banco Popular de China también está desarrollando su propia moneda, el “yuan digital”, que el gobierno puede controlar. Las criptodivisas podrían socavar este registro.