Funcionarios colombianos informaron el lunes que el país produjo su primer rifle de combate, con el objetivo de reemplazar las armas que antes suministraba su antiguo aliado militar, Israel.
El anuncio surge en medio de una creciente disputa entre ambos países, que también involucra a Estados Unidos, y se produce en un momento en que varios países han reducido o cancelado acuerdos de armas con Israel en el contexto de la guerra en Gaza.
Gustavo Petro, presidente izquierdista de Colombia, rompió relaciones con Israel en 2024 para protestar contra la guerra de Israel contra Hamás en la Franja de Gaza. Colombia ha acusado a Israel de genocidio, y Estados Unidos revocó la visa de Petro la semana pasada tras su participación en una manifestación antiisraelí en Nueva York, donde instó a sus ciudadanos a unirse a la lucha de los palestinos en Gaza.
Ahora, Colombia fabrica armas que durante décadas había obtenido de Israel. La empresa estatal de armas Indumil produjo los fusiles de combate —los primeros de fabricación nacional— para reemplazar al Galil, un arma que desde la década de 1990 se ensamblaba en el país con componentes israelíes.
El objetivo es producir 400.000 fusiles más livianos y económicos en cinco años y “reemplazar progresivamente el armamento actual de las Fuerzas Armadas”, explicó a la AFP el gerente de Indumil, coronel retirado Javier Carmago.
Las nuevas armas, fabricadas con acero y polímero, son entre un 15 % y un 25 % más ligeras. Sin embargo, los expertos han expresado dudas sobre la capacidad del país latinoamericano para alcanzar su nivel de producción sin incurrir en costos elevados. El anuncio se produce después de que Colombia comunicara en abril que reemplazaría una flota obsoleta de aviones de combate israelíes con aviones suecos.
Petro también suspendió la compra de armas a Estados Unidos tras la decisión de su presidente, Donald Trump, de excluir a Colombia de su lista de aliados en la lucha contra el narcotráfico. Durante las últimas tres décadas, los líderes colombianos han recurrido a la fuerza contra guerrillas y narcotraficantes involucrados en operaciones ilegales de cocaína y oro.
Jerusalén y Bogotá mantenían una relación estrecha desde hace mucho tiempo, pero Colombia, siguiendo el ejemplo de Bolivia, rompió sus vínculos con Israel en mayo de 2024. Petro, quien asumió el cargo en 2022, criticó durante meses la guerra de Israel contra Hamás, comparándola con el Holocausto, lo que le valió acusaciones de antisemitismo desde Jerusalén.
Bogotá también respalda el caso de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia, acusando a Israel de genocidio en Gaza, una acusación que Israel ha rechazado rotundamente, alegando que realiza esfuerzos para evitar víctimas civiles.
Petro ha posado anteriormente con un mapa de un Estado palestino en lugar de Israel. También solicitó a Hamás que liberara a la rehén Elkana Bohbot, de ciudadanía colombiana, “como homenaje a Colombia y en solidaridad con el pueblo palestino”. En una manifestación antiisraelí en Nueva York la semana pasada, Petro, vestido con una keffiyeh, declaró que abriría el alistamiento de colombianos para unirse a los palestinos en Gaza y convocó a otras naciones a participar.
En su cuenta de redes sociales, Petro compartió un video en el que hablaba en español ante una gran multitud a través de un megáfono, mientras su traductor transmitía sus comentarios, solicitando a las “naciones del mundo” que aportaran soldados para un ejército “más grande que el de Estados Unidos”.
“Regresaré a Colombia para abrir el reclutamiento de colombianos que combatan en Gaza, y si es necesario, me alistaré. Pero esto debe ocurrir en otras naciones”, afirmó. En medio de los recientes ataques estadounidenses contra presuntos narcotraficantes latinoamericanos, Petro también instó a las tropas estadounidenses a desobedecer órdenes de Trump.
Estas declaraciones llevaron a Estados Unidos a revocar su visa. Petro, quien se encontraba en Nueva York para dirigirse a la Asamblea general de la ONU, se detuvo en una calle de la ciudad e instó a los soldados estadounidenses a desobedecer órdenes e incitar a la violencia, declaró el Departamento de Estado en una publicación en X. “Le revocaremos la visa a Petro debido a sus acciones imprudentes e incendiarias”.
En protesta por esta decisión, la canciller colombiana, Rosa Villavicencio, anunció el lunes que había renunciado a su propia visa estadounidense. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia informó que no está interesado en “visas diplomáticas que limiten opiniones” ni en restricciones que recorten la “soberanía” de la nación.
Más tarde ese lunes, el ministro de Hacienda de Colombia, Germán Ávila, escribió en X que dejaría de usar su visa en solidaridad con Petro y por la “agresión” recibida por parte de Estados Unidos. “Para trabajar por nuestro pueblo, no necesitamos visas”, afirmó.