La administración Trump condenó las violaciones de los derechos humanos del Partido Comunista de China contra la minoría religiosa uigur en Xinjiang.
Mientras el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, continuaba la semana pasada con la condena de la administración Trump a las furiosas violaciones de los derechos humanos del Partido Comunista Chino contra la minoría religiosa uigur en Xinjiang como “crímenes contra la humanidad y genocidio”, Cuba y otros países defendieron las acciones de China.
Cuba, a la que se unieron otros 63 países, incluida China, pidió el viernes a Estados Unidos y a otras naciones que “dejen de interferir en los asuntos internos de China manipulando cuestiones relacionadas con Xinjiang, (y) se abstengan de hacer acusaciones infundadas contra China por motivaciones políticas”. La declaración conjunta afirmaba que Xinjiang es “una parte inseparable de China”.
Justo el año pasado, Cuba, junto con otros 45 países, publicó una declaración similar llena de propaganda, que apareció en múltiples sitios de medios de comunicación estatales del PCCh, en la que se condenaba a países como Estados Unidos por hacer “acusaciones infundadas contra China e injerencias por motivación y sesgo político”. La declaración conjunta también elogiaba la “filosofía centrada en el pueblo de China en el avance del desarrollo económico y social sostenible, la erradicación de la pobreza, el aumento del empleo, la mejora del nivel de vida de la población y la promoción y protección de los derechos humanos”.
La declaración afirmaba que China estaba tomando medidas para “salvaguardar los derechos humanos de todos los grupos étnicos de Xinjiang”. Continuaba:
La gente de todos los grupos étnicos disfruta de su vida feliz en un entorno pacífico y estable. China mantiene la apertura y la transparencia, entre otras cosas, invitando a visitar Xinjiang a más de 1.000 diplomáticos, funcionarios de organizaciones internacionales, periodistas y personalidades religiosas, que han sido testigos de los notables logros de Xinjiang. Tomamos nota de que el gobierno chino ha cursado una invitación al Alto Comisionado para los Derechos Humanos para que visite Xinjiang y ambas partes mantienen contactos al respecto.
Estados Unidos declaró oficialmente por primera vez las acciones del PCC como genocidio contra los uigures en enero, después de que salieran a la luz informes que detallaban el encarcelamiento masivo de más de un millón de personas, los trabajos forzados, la esterilización forzada, la tortura y las limitaciones a la libertad religiosa, la libertad de expresión y la libertad de movimiento, entre otras cosas. Según el entonces Secretario de Estado Mike Pompeo, los “crímenes contra la humanidad” se han estado produciendo en Xinjiang desde al menos marzo de 2017.
El presidente Joe Biden desestimó previamente las acciones de China como una “norma diferente”, y dijo que no “hablaría en contra” del país o de sus líderes comunistas.
“Si sabes algo de la historia china, siempre ha sido, el momento en que China ha sido víctima del mundo exterior es cuando no han estado unificados en casa”, dijo Biden. “Así que el principio central -bueno, muy exagerado- de Xi Jinping es que debe haber una China unida y fuertemente controlada. Y en base a eso justifica las cosas que hace”.