El viernes, el gobierno estadounidense aprobó una venta de armamento a Egipto valuada en más de 5.000 millones de dólares. Este país, pese a preocupaciones por los derechos humanos, se ha consolidado como un aliado clave en la mediación de la crisis en Gaza.
El Departamento de Estado informó al Congreso sobre la aprobación de 4.690 millones de dólares en equipos para 555 tanques M1A1 Abrams de fabricación estadounidense, 2.183 misiles Hellfire por un monto de 630 millones de dólares y 30 millones en municiones guiadas de precisión.
En un comunicado oficial, se destacó que esta transacción “refuerza la política exterior y la seguridad nacional de Estados Unidos al fortalecer la seguridad de un aliado importante fuera de la OTAN, con un rol estratégico relevante en Oriente Medio”.
Desde su llegada al poder en 2021, el presidente Joe Biden se comprometió a adoptar una postura más crítica hacia Egipto por cuestiones de derechos humanos bajo el gobierno de Abdel Fattah el-Sissi. Sin embargo, su administración ha avanzado en repetidas ocasiones con acuerdos de armamento para El Cairo.
Egipto ha sido uno de los principales beneficiarios de la ayuda en seguridad de Estados Unidos desde la firma del tratado de paz con Israel en 1979. En el contexto de la guerra en Gaza de 2023, los vínculos entre ambos países se han estrechado, con El Cairo como mediador destacado.
En respuesta a las críticas internacionales, Egipto ha liberado a cientos de presos políticos en los últimos dos años. No obstante, grupos de derechos humanos denuncian que durante ese tiempo han sido detenidas al menos tres veces más personas.
Además de la autorización de venta a Egipto, el Departamento de Estado aprobó transacciones por 295 millones de dólares en armamento para Taiwán, 170 millones en bombas y misiles para Marruecos, y 130 millones en sistemas de aeronaves no tripuladas y vehículos blindados para Grecia.
La aprobación de Taiwán fue anunciada poco después de que el presidente Biden aprobara una nueva ayuda militar para la isla valuada en 571,3 millones de dólares. Taiwán, reclamado por China como parte de su territorio, enfrenta la amenaza de una posible reunificación forzada por parte de Beijing.
Aunque el Congreso tiene la capacidad de bloquear estas ventas, los intentos para detener tales acuerdos rara vez prosperan.