Estados Unidos atacó más de 800 objetivos hutíes en Yemen, mató a cientos de combatientes y degradó sus capacidades de ataque en el mar Rojo.
Operación Rough Rider debilita a islamistas hutíes en Yemen
Estados Unidos lanzó una campaña militar intensiva contra los islamistas hutíes en Yemen, atacando más de 800 objetivos desde el 15 de marzo de 2025, según el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM). La operación, denominada Rough Rider, eliminó a cientos de combatientes hutíes, incluidos líderes clave, y destruyó infraestructura militar estratégica. Los ataques buscan neutralizar la amenaza de los hutíes contra buques en el mar Rojo y el Golfo de Adén, restableciendo la libertad de navegación y la disuasión estadounidense en la región. El CENTCOM informó que los ataques han reducido los lanzamientos de misiles balísticos en un 69% y los de drones de ataque unidireccional en un 55%, limitando la capacidad ofensiva de los rebeldes.
La Operación Rough Rider, iniciada bajo el mandato del presidente Donald Trump, representa la mayor acción militar estadounidense en Oriente Medio durante su segundo término. Los ataques, ejecutados casi diariamente, han golpeado instalaciones de comando y control, sistemas de defensa aérea, fábricas de armas avanzadas y almacenes de armamento. El 17 de marzo, el teniente general Alexus G. Grynkewich, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto, afirmó que la primera oleada de ataques debilitó múltiples capacidades hutíes, incluyendo un complejo donde operaban expertos en drones. Entre los objetivos destacados está el puerto de Ras Isa, en Al Hudeida, destruido el 17 de abril para cortar el suministro de combustible y fondos que los hutíes usaban para financiar sus operaciones.
Los hutíes, respaldados por Irán, controlan amplias zonas de Yemen desde 2014 y han intensificado sus ataques contra buques comerciales y militares desde octubre de 2023, en respuesta a la ofensiva militar de Israel en Gaza tras los ataques de Hamás. Hasta el 15 de abril de 2025, los rebeldes atacaron más de 190 buques mercantes, hundieron dos, capturaron uno y causaron la muerte de al menos cuatro marineros. A pesar de los bombardeos estadounidenses, los hutíes han continuado sus operaciones, aunque con menor frecuencia y eficacia, según el CENTCOM. El mando militar subrayó que Irán sigue proporcionando apoyo logístico y armamentístico a los rebeldes, lo que permite su persistencia en la guerra.
El 15 de marzo, los ataques comenzaron a las 2:30 a.m. hora de Yemen, con aviones de combate desde el portaaviones USS Dwight D. Eisenhower y misiles Tomahawk lanzados desde el submarino USS Florida y destructores como el USS Gravely. La operación contó con apoyo británico, con cuatro cazas Eurofighter Typhoon de la Real Fuerza Aérea atacando objetivos en Bani y el aeródromo de Abs. Países como Australia, Baréin, Canadá y Países Bajos brindaron soporte no operativo. Entre los líderes hutíes eliminados, medios saudíes reportaron la muerte del jefe de seguridad del líder Abdul-Malik al-Hutí en Saada.
Datos clave de la Operación Rough Rider en Yemen
- Inicio: 15 de marzo de 2025, con ataques aéreos y navales en Saná, Saada, Al Hudeida y otras provincias.
- Objetivos: Más de 800 sitios, incluyendo radares, defensas aéreas, centros de drones y almacenes de misiles.
- Impacto: Muerte de cientos de combatientes hutíes, incluidos líderes, y reducción del 69% en lanzamientos de misiles balísticos.
- Costos: El Pentágono gastó 200 millones de dólares en municiones en las primeras tres semanas, según fuentes del Congreso.
- Aliados: Apoyo británico en ataques y soporte logístico de Emiratos Árabes Unidos; defensa antimisiles reforzada en Arabia Saudí.
Impacto estratégico y respuesta hutí en la crisis
A pesar de los reveses, los hutíes reivindicaron ataques contra el portaaviones USS Harry S. Truman el 16 de marzo, usando 18 misiles y un dron, aunque un funcionario estadounidense confirmó que no hubo daños ni bajas. Los rebeldes también lanzaron misiles balísticos hacia Israel, incluyendo un ataque el 14 de enero que dañó una vivienda en Mevo Beitar. El CENTCOM reportó que los ataques estadounidenses han destruido sitios clave, como el aeródromo de Saná, usado para lanzar drones, y estaciones de radar en Al Hudeida. La directora de inteligencia nacional, Tulsi Gabbard, afirmó que los bombardeos eliminaron a altos líderes hutíes y degradaron su capacidad para producir armas avanzadas.
La campaña estadounidense ha generado críticas internas. Funcionarios del Pentágono, en sesiones a puerta cerrada, admitieron al Congreso que la destrucción del arsenal hutí, en gran parte subterráneo, ha sido limitada, con un costo de casi 1,000 millones de dólares en tres semanas, según analistas. Los hutíes, por su parte, han aprovechado la geografía montañosa de Yemen para proteger sus arsenales y mantener operativos algunos sitios de lanzamiento. El portavoz hutí Yahya Sarea aseguró que los ataques no detendrán sus operaciones, que buscan presionar a Israel para que levante el bloqueo a Gaza.
La Operación Rough Rider también ha reforzado la postura estadounidense frente a Irán. El asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, advirtió que Washington consideraría atacar objetivos iraníes en Yemen si Teherán no cesa su apoyo a los hutíes. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, afirmó que los ataques envían un mensaje claro a Irán, al que acusan de financiar y armar a los rebeldes. El CENTCOM destacó que la campaña continuará hasta garantizar la seguridad marítima y disuadir futuras agresiones hutíes.
Los ataques hutíes en el mar Rojo han afectado el comercio global, con una caída del 50% en el tráfico marítimo a través del canal de Suez, que maneja el 12% del comercio mundial. Empresas navieras han optado por rodear África, aumentando costos. Mientras tanto, facciones yemeníes aliadas al gobierno reconocido internacionalmente planean operaciones terrestres para aprovechar los bombardeos estadounidenses. La coalición liderada por Arabia Saudí, en tregua desde 2022, mantiene una postura cautelosa, aunque Riad recibió defensas antimisiles adicionales de Washington para contrarrestar posibles represalias hutíes.