El embajador de Estados Unidos en Turquía, Tom Barrack, declara en una conferencia en Abu Dabi que Washington desea que Ankara forme parte de la fuerza internacional de estabilización prevista para la Franja de Gaza.
Sostiene que, en caso de incluirse a Turquía, el país podría lograr el desarme no violento de Hamás debido a sus vínculos con el grupo terrorista. Aun así, afirma que no espera que Israel acepte la participación turca.
“Si yo asesorara de manera personal a [el primer ministro Benjamin] Netanyahu, diría que sería una de las decisiones más brillantes que podría tomar”, declara Barrack, según Bloomberg. “¿Creo que ocurrirá? No. Se trata de confianza, y no considero que exista”.
Barrack también reitera su preocupación por la escalada entre Israel y Hezbolá un año después de la entrada en vigor de un alto el fuego negociado por Estados Unidos, que exigía tanto al grupo terrorista como a Israel retirarse del sur del Líbano, una zona que, sin embargo, ha presenciado casi a diario ataques aéreos israelíes contra operativos de Hezbolá.
“Mi opinión personal es: si matas a un terrorista, creas diez”, declara sobre las acciones militares israelíes. “Esa no puede ser la solución. Debe existir otra”.
Barrack insta a la celebración de conversaciones directas entre Israel y el Líbano y afirma que es “hora de marchar a Tel Aviv y Jerusalén, tomar asiento y entablar una conversación”. Añade: “Es hora de poner fin a esto”.
El embajador estadounidense también declara que espera que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se deshaga pronto del equipo de defensa ruso cuya compra impidió la participación de Ankara en el programa de desarrollo del avión furtivo F-35 de Estados Unidos.
“Considero que esos problemas quedarán resueltos dentro de cuatro a seis meses”, afirma Barrack, según el sitio de noticias. Al responder a la pregunta de si Turquía se encuentra más cerca de abandonar el sistema, confirma que sí.
Destaca el “bromance” entre Erdogan y el presidente estadounidense Donald Trump.
Además, Barrack, quien también actúa como enviado especial a Siria, expresa su esperanza de que el Congreso de Estados Unidos elimine las sanciones restantes contra Damasco, impuestas cuando el régimen ahora derrocado de Bashar al-Assad controlaba el país.
