El Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Mark Esper, dijo el martes que los talibanes no estaban cumpliendo con sus compromisos en el marco de un acuerdo firmado este año, en medio de señales de que el frágil acuerdo está bajo presión por el estancamiento político y el aumento de la violencia por parte de los talibanes.
Después de largas conversaciones a puerta cerrada, los talibanes y Washington firmaron un acuerdo en febrero para reducir la violencia y avanzar hacia las conversaciones con el gobierno afgano, pero los ataques del grupo han aumentado desde entonces.
“No creo que lo estén”, dijo Esper a los periodistas cuando se les preguntó si los talibanes estaban cumpliendo con su compromiso.
Añadió que creía que el gobierno afgano tampoco estaba cumpliendo su compromiso. El gobierno afgano no fue parte de un acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes.
Esper dijo que el gobierno afgano y los talibanes “ambos necesitan unirse y avanzar en los términos que (son) establecidos”.
El avance en las negociaciones entre el grupo militante y el gobierno afgano se ha retrasado, en parte por la disputa política entre el presidente Ashraf Ghani y Abdullah Abdullah, que ambos afirmaron ser el líder legítimo del Afganistán tras las controvertidas elecciones de septiembre.
El punto muerto político se produce cuando los talibanes han aumentado el ritmo de la violencia.
Los talibanes han montado más de 4.500 ataques en Afganistán en los 45 días desde que firmaron un acuerdo con los Estados Unidos que allana el camino para una reducción de tropas estadounidenses, según datos vistos por Reuters.
Estados Unidos continúa con su reducción de fuerzas en Afganistán, que se espera que llegue a unos 8.600 soldados este verano.
Altos funcionarios occidentales, afganos e independientes que siguen la situación sobre el terreno dicen que el aumento de los ataques muestra el desprecio deliberado del grupo insurgente a la promesa de reducir la violencia hecha como parte del acuerdo firmado a finales de febrero.
La violencia en la nación dañada por la guerra ha coincidido con la rápida propagación de la infección por coronavirus.