El presidente libanés Joseph Aoun condena la reciente ola de ataques israelíes en el sur del Líbano como una violación del derecho internacional y una “barbarie política”, según una publicación en X.
“Lo que Israel hizo hoy en el sur del Líbano no es solo un crimen según el derecho internacional, sino también un crimen político despreciable”, escribió Aoun, y con ello subrayó la gravedad legal y moral del suceso.
Aoun afirma que, mientras el Líbano permanece dispuesto a negociar, Israel prosigue su política de agresión contra el país. resalta que, casi un año después de la entrada en vigor del alto el fuego, Israel ha trabajado sistemáticamente para impedir un acuerdo bilateral; por esa razón concluye: “Casi un año después de que entrara en vigor el alto el fuego, Israel no ha escatimado esfuerzos para mostrar su rechazo a un acuerdo entre los dos países: su mensaje ha sido recibido”.
Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron haber culminado una campaña aérea dirigida contra infraestructura y depósitos de armas atribuidos a la Fuerza Radwan en el sur del Líbano. Las FDI vinculan esas operaciones a avisos de evacuación previos a los bombardeos en Kfar Dounine, Zawtar al-Sharqiyah, Ayta al-Jabal, Taybeh y Tayr Debba; según el ejército, las evacuaciones precedieron los ataques para reducir riesgos a civiles.
El ejército israelí justificó las acciones alegando que Hezbolá intenta restaurar infraestructura militar en el sur libanés y reconstruir las capacidades de la Fuerza Radwan con el objetivo de atacar al Estado de Israel.
Las FDI dijeron haber empleado advertencias, munición de precisión y el uso combinado de vigilancia e inteligencia para minimizar daños colaterales. Además, el mando afirmó que la existencia de arsenales dentro de núcleos civiles constituye una violación del alto el fuego y ejemplifica el uso de poblaciones civiles como escudos humanos por parte de Hezbolá, argumento que presentó como motivo directo de las operaciones.
