El presidente checo Petr Pavel expresó su rechazo al ingreso al gabinete de un euroescéptico acusado de realizar un saludo nazi, lo que complica los intentos de conformar gobierno tras los comicios del mes pasado. Su postura introduce un nuevo obstáculo en el proceso de negociación política posterior a las elecciones.
El movimiento populista ANO, dirigido por el magnate Andrej Babis, ganó las elecciones de octubre y busca establecer un gobierno junto al SPD, una formación contraria a la Unión Europea y afín a Rusia, además del grupo Automovilistas. Ambos partidos intentan definir un acuerdo político con el liderazgo de Babis.
El miércoles, Babis entregó al presidente Pavel una lista de candidatos que incluía a Filip Turek, del partido Motoristas. Turek argumentó que el saludo nazi y las publicaciones con objetos del Tercer Reich respondieron a un mal estado de ánimo y no a simpatías hacia el nazismo ni al racismo, desatando controversia pública.
También ha puesto en duda la veracidad de antiguas publicaciones difundidas por medios checos donde parecía emitir comentarios racistas. “El presidente reiteró que sus objeciones a Filip Turek como miembro del futuro gobierno siguen vigentes”, indicó la Oficina del presidente en un comunicado difundido el miércoles.
Pavel, defensor de la Unión Europea y del apoyo a Ucrania, no precisó sus reparos actuales, aunque anteriormente afirmó que Turek no debería ocupar ningún cargo ministerial si sus declaraciones antiguas resultaban auténticas. Sus observaciones refuerzan el debate sobre la idoneidad moral de los aspirantes.

Babis, quien fue primer ministro entre 2017 y 2021 y espera asumir el cargo nuevamente en diciembre, afirmó que conversará con el líder de Motoristas, Petr Macinka, para analizar las objeciones de Pavel, que según Babis responden a causas legales no detalladas. “Veremos qué dice la coalición al respecto”, comentó ante la prensa.
Turek no ofreció declaraciones tras conocerse la controversia. Su nombre fue propuesto para dirigir el Ministerio de Medio Ambiente, tras descartarse su postulación previa para el Ministerio de Asuntos Exteriores. La designación continúa pendiente del visto bueno presidencial.
Pavel ha declarado que está dispuesto a nombrar a Babis como primer ministro una vez que este explique públicamente cómo resolverá los conflictos de interés relacionados con su empresa Agrofert, conglomerado de gran peso económico en el país y en Europa Central, con cerca de 30.000 empleados.
La compañía opera en los sectores agrícola, alimentario y químico, y recibe subsidios de la Unión Europea y del Estado, además de participar en contratos públicos, lo que genera intereses directos en las decisiones gubernamentales. Pavel exige claridad antes de autorizar el nombramiento.
Babis insistió el miércoles en que presentará una solución antes de su designación. Sostuvo que eliminará los conflictos de interés, aunque no detalló su método, y afirmó que no venderá su empresa, una postura que mantiene la incertidumbre sobre el futuro de la formación del gobierno.
