El presidente Joseph Aoun declaró que el dominio estatal sobre el armamento resultaba ineludible y pidió al comité encargado de vigilar la tregua entre Israel y Hezbolá garantizar que solo el ejército libanés mantuviera presencia armada en la zona meridional del país.
Ante la presión de Washington y el temor a nuevos ataques israelíes, Líbano prometió desarmar al grupo terrorista apoyado por Irán, que quedó debilitado tras más de un año de combates con Israel concluidos en gran parte con la tregua de noviembre pasado.
Israel sostiene ataques continuos contra territorio libanés, argumentando que actúa contra Hezbolá por incumplir la tregua y buscar rearmarse y reconstruir sus capacidades militares, lo que ha mantenido la tensión a pesar del alto el fuego formalizado.
Un bombardeo israelí esta semana impactó un centro de entrenamiento de Hamás en el campo de refugiados palestinos de Ain al-Hilweh, cerca de Sidón, y mató a 13 miembros del grupo, confirmaron el viernes las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
El ejército indicó que utilizó municiones guiadas y vigilancia aérea para reducir los daños a civiles.

Las FDI acusaron al Estado libanés de incumplir su promesa de desarmar las facciones en los campos de refugiados y advirtieron que Hamás seguía usando áreas habitadas con fines bélicos. Afirmaron que la base atacada “es una prueba clara de los intentos de la organización por establecerse en Líbano”.
El plan gubernamental establece que el ejército eliminará la infraestructura militar de Hezbolá al sur del río Litani —unos 30 kilómetros de la frontera— antes de que finalice el año y luego extenderá la operación al resto del territorio nacional.
Aoun insistió en que mantener bajo control estatal las armas y las decisiones de guerra y paz es “importante e inevitable”, afirmación que realizó en su discurso previo a la conmemoración de la independencia libanesa.
El mandatario explicó que Líbano confía en el comité supervisor de la tregua —integrado por Estados Unidos, Francia, Líbano, Israel y las fuerzas de la ONU— para “asegurarse de que en la región sur de Litani, solo el ejército libanés ejerza su soberanía por sus propios medios”.
Asimismo, sostuvo que su país aceptaría negociar “cualquier acuerdo que ponga fin de forma permanente a las agresiones transfronterizas”, bajo mediación estadounidense o de otra instancia internacional que ofrezca garantías.

Aoun pronunció su discurso en el sur del país, donde Israel conserva tropas en cinco posiciones que considera esenciales para su seguridad y desde las cuales mantiene vigilancia permanente sobre el territorio libanés.
Pidió a “los amigos y países hermanos del Líbano a supervisar durante todo este proceso estableciendo plazos claros y garantizados, implementando un mecanismo internacional de apoyo al ejército libanés, así como asistiendo en los esfuerzos de reconstrucción”.
El presidente afirmó que tales acciones asegurarán “que todas las armas estén en manos del Estado, en todo el suelo libanés”, reforzando así su llamado a consolidar el monopolio estatal de la fuerza y eliminar cualquier arsenal paralelo.
Mientras continúan los ataques israelíes, la Agencia Nacional de Noticias del Líbano informó que una persona murió el viernes en un atentado ocurrido en el sur del país.
El Ministerio de Sanidad comunicó que desde la tregua han muerto más de 330 personas y 945 han resultado heridas en todo el territorio libanés.
El relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Morris Tidball-Binz, denunció “un patrón más amplio de asesinatos ilegales y violaciones del acuerdo de alto el fuego por parte de Israel”.
Tidball-Binz actúa como experto independiente designado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sin hablar oficialmente en nombre de las Naciones Unidas ni representar su posición institucional.
