El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, es propenso a gritar y maldecir en privado, en contraste con el comportamiento de abuelo que muestra en público, según informaron el lunes varios medios de comunicación estadounidenses.
Joe Biden maldice y despotrica en privado
“Maldita sea, ¿cómo coño no sabes esto?”. “¡No me jodas!”, y “¡Lárgate de aquí!”, son algunos de los reproches que ha recibido el personal de Biden, informó el sitio de noticias Axios, citando a ayudantes actuales y anteriores del veterano político.
Se dice que el conocido mal genio de Biden ha hecho que algunos empleados eviten entrar en una habitación a solas con él.
Como “tío Joe”, Biden es presentado por los medios progresistas como cálido y de buenos modales. Pero también es propenso a cometer meteduras de pata en público, y su forma de hablar, a menudo incoherente, durante la campaña se ha enfrentado a una campaña en las redes sociales en la que se cuestiona su agilidad mental.
El lado enfadado de Biden rara vez sale a relucir en público. Una excepción fue en enero de 2022, cuando fue grabado con un micrófono caliente llamando “estúpido hijo de puta” al corresponsal de Fox News en la Casa Blanca, Peter Doocy.
Joe Biden se enfurece con facilidad
Según el informe, el enfado de Biden se produce principalmente en forma de interrogatorio sobre el conocimiento de ciertos temas, como parte de su meticuloso estilo de elaboración de políticas.
Según algunos ayudantes, un interrogatorio de Biden es como una ceremonia de iniciación y una muestra de respeto. El comportamiento fogoso, según el personal, refleja las altas expectativas del comandante en jefe en la oficina.
Algunos miembros del personal creen que Biden debe mostrar a veces su temperamento ardiente para disipar los temores entre el público de que es demasiado viejo y frágil para ocupar el cargo más alto.
Testimonios sobre las rabietas de Joe Biden
Según el libro de Chris Whipple, “The Fight of His Life: Inside Joe Biden’s White House”, la ex secretaria de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki recuerda que le dijo a Biden: “Sabré que tenemos una relación realmente buena y de confianza cuando me grites la primera vez”.
“Psaki no tendría que esperar mucho”, escribió Whipple. Señaló que el enfado de Biden “no era tan volcánico” como el del ex presidente estadounidense Bill Clinton.
“Nadie está a salvo”, dijo a Axios un funcionario de la administración Biden. Algunos ayudantes destacaron el enfado del presidente en 2021 con Jeff Zients, entonces zar del COVID-19, cuando el país se enfrentó a una escasez de kits de pruebas durante un aumento de los casos de la variante Omicron.
El portavoz de Zients respondió: “No voy a hablar de las conversaciones internas que hayan podido o no producirse entre Jeff y el presidente”. La Casa Blanca se negó a comentar el incidente.
Ted Kaufman, que fue jefe de gabinete de Biden cuando éste era senador por Delaware, dijo que el comportamiento del nuevo presidente estaba motivado por su deseo de elaborar una buena política.
“Si hay algo que no está en el informe, lo va a encontrar”, dijo a Axios. “No es para avergonzar a la gente, es porque quiere tomar la decisión correcta. A la mayoría de las personas que han trabajado para él les gusta el hecho de que les desafía y les lleva a tomar una decisión mejor”.
Los defensores de Biden lo presentan como manso
Los defensores de Biden dicen que, aunque el presidente puede ser duro, es afectuoso y hace que su personal se sienta como en familia, animándoles a permanecer a su servicio a largo plazo.
Jeff Connaughton, antiguo miembro del personal, se ha mostrado menos comprensivo con el comportamiento del presidente.
En su libro “The Payoff: Why Wall Street Wins”, Connaughton calificó a Biden de “autócrata ególatra… decidido a dirigir a su personal a través del miedo” mientras Biden era senador.
Recordó una ocasión en la que un empleado de 23 años le dijo a Biden que era hora de hacer algunas llamadas para recaudar fondos, a lo que el legislador respondió: “Sal del puto coche”.
Dijo a Axios que el comandante en jefe “oculta su lado más afilado para promover su imagen campechana de Tío Joe – razón por la cual, cuando surgen destellos de ira, parece tan fuera del carácter público”.