VARSOVIA, Polonia – Se ha identificado a exfuncionarios de Polonia entre las víctimas de intentos de pirateo telefónico con el uso del potente programa espía Pegasus, desarrollado por el grupo israelí NSO, según informó el jueves una organización de defensa de los derechos.
Amnistía Internacional dijo que había confirmado las nuevas víctimas del intento de espionaje en colaboración con el medio de comunicación polaco Gazeta Wyborcza.
El medio de comunicación identificó a los presuntos objetivos como los ex viceministros del Tesoro Pawel Tamborski y Rafal Baniak, así como algunos asesores del anterior gobierno liberal. Estaban vinculados a la venta en 2014 del gigante químico estatal CIECH a un inversor privado.
El actual gobierno conservador, que ganó el poder en 2015, dice que la empresa se vendió con pérdidas y culpa a los miembros de la administración anterior.
El alcance del intento de hackeo no estaba claro.
A finales de diciembre, investigadores de seguridad afiliados a la Universidad de Toronto determinaron que un senador polaco, un abogado y un fiscal -todos críticos con el partido gobernante Ley y Justicia- fueron hackeados con el programa espía Pegasus. Estos fueron los primeros indicios de que una herramienta ampliamente utilizada a nivel mundial por los gobiernos represivos había sido utilizada en el país de la Unión Europea.
Desde entonces, se han añadido más nombres a la lista. Una comisión del Senado ha abierto una investigación, pero no dispone de medidas punitivas.
El programa espía Pegasus se comercializa para su uso exclusivo contra delincuentes y terroristas. Da acceso a los datos del smartphone de la víctima y puede vigilarla en tiempo real mediante el micrófono y la cámara del teléfono.
Los servicios de seguridad polacos insisten en que la vigilancia solo se lleva a cabo en casos justificados y de acuerdo con la ley.
Sin embargo, las revelaciones en Polonia llevaron al líder del partido gobernante, Jaroslaw Kaczynski, a reconocer públicamente por primera vez en enero que Pegasus había sido comprado por el Estado polaco. Kaczynski lo describió como una herramienta para luchar contra la delincuencia y negó que los opositores políticos fueran su objetivo.