Autoridades judías del barrio Crown Heights en Brooklyn intentan apaciguar la tensión desatada tras un violento enfrentamiento entre un vecino judío y otro afroamericano. El episodio provocó inquietud ante un posible rebrote de conflictos intercomunitarios.
Cámaras de seguridad captaron el momento en que Levi Kabakov, de 30 años, empujó a Troy McLeod, un afroamericano en silla de ruedas. La agresión ocurrió luego de una discusión relacionada con los perros de McLeod, que se encontraban sin correa. McLeod cayó al suelo tras el empujón.
La policía detuvo a Kabakov, quien enfrenta cargos por agresión en segundo grado y amenazas agravadas. Actualmente se encuentra en libertad sin fianza y deberá comparecer ante el tribunal el próximo 17 de julio.
Dirigentes comunitarios afroamericanos convocaron una manifestación en la intersección de Eastern Parkway y Kingston Avenue. El pastor Kevin McCall lidera el evento.
Bajo el nombre “Manifestación pacífica por Troy McLeod”, la protesta busca condenar lo ocurrido y promover la unidad entre los residentes de Brooklyn. Inicialmente planeada frente a la sede mundial de Jabad, se trasladó al Bank of America tras gestiones con los organizadores. Un volante del evento generó controversia al señalar que McLeod fue “agredido en silla de ruedas por miembros de la comunidad judía ortodoxa”.
Desde el entorno judío local, el rabino Yaakov Behrman explicó que el mensaje del evento fue modificado con el fin de centrarse en la paz. “Rechazo este acto de violencia sin reservas, pero también rechazo que se utilice para alimentar el antisemitismo o justificar la discriminación. Espero que los organizadores actúen conforme a sus promesas”, declaró.
Tres rabinos del Consejo de la Comunidad Judía de Crown Heights —Shmuel Rosenstein, Zalman Friedman y Yaakov Behrman— emitieron un comunicado conjunto donde condenaron el hecho: “No hay absolutamente ninguna justificación para agredir a alguien en silla de ruedas, nunca”.
Testimonios de vecinos de McLeod aseguran que hubo antecedentes de conflictos. Según relatan, los perros del agredido causaron temor en varios niños del barrio, mientras él desestimaba las advertencias de los padres. A pesar de esos roces previos, la comunidad judía insiste en que ninguna provocación legitima la violencia física.