Los servicios de inteligencia de Estados Unidos advierten a los aliados europeos de la creciente probabilidad de una invasión rusa en Ucrania, informó CBS News, citando a funcionarios estadounidenses familiarizados con la situación.
Según el ejército estadounidense, el inicio de la operación militar rusa dependerá de las condiciones meteorológicas. Puede comenzar dentro de unas semanas, cuando el clima frío se imponga.
Decenas de miles de tropas rusas se acumulan en la frontera con Ucrania y, a diferencia de la concentración de abril, esta vez Washington no se inclina por considerarla un farol.
La Directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Avril Haines, se reunió con los dirigentes de la OTAN y con funcionarios polacos la semana pasada, advirtiéndoles de una posible incursión del ejército ruso en el Donbás.
Haines acudió a Europa después de que el jefe de la CIA, William Burns, volara a Moscú en una visita de dos días. Una visita poco habitual para las relaciones entre Estados Unidos y Rusia que no dio ningún resultado, según fuentes de la CBS.
Burns trató de advertir al Kremlin de las consecuencias en caso de una posible operación ucraniana, pero sus conversaciones, en contra de las expectativas de Estados Unidos, fueron muy cargadas y polémicas, dijeron las fuentes.
En este momento, un grupo de 92.000 soldados rusos está desplegado cerca de la frontera ucraniana, dijo Kirill Budanov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia (GUR) del Ministerio de Defensa ucraniano, en una entrevista con Military Times.
Según él, la operación rusa podría comenzar en enero o febrero de 2022 y ser mucho más destructiva que el conflicto de 2014, que se cobró la vida de 14.000 personas.
Los ejercicios Zapad-2021, que Rusia llevó a cabo conjuntamente con Bielorrusia, demostraron la posibilidad de un rápido despliegue de grandes formaciones militares: hasta 3,5 mil paracaidistas y soldados de las fuerzas especiales a la vez, dijo Budanov.
El ataque, dijo, incluiría probablemente ataques aéreos, artillería y vehículos blindados, seguidos de una operación de desembarco en el este de Ucrania, un ataque marítimo a Odesa y Mariupol, y posiblemente una invasión más pequeña desde Bielorrusia.
Según Budanov, es evidente que el potencial acumulado en la frontera permite una operación de este tipo. El número de tropas ha aumentado, hay más equipamiento y armas avanzadas, incluidos los sistemas de misiles Iskander, capaces de lanzar ojivas tanto convencionales como nucleares.
La operación militar, según Budanov, irá acompañada de un intento de desestabilizar la situación dentro de Ucrania. Desde finales de octubre, Rusia ha suspendido el suministro de carbón térmico a Ucrania, agravando la crisis energética. “Quieren provocar disturbios y, mediante protestas y concentraciones, demostrar que la gente está en contra del gobierno”, dijo Budanov.
El objetivo es provocar un cambio de gobierno, argumenta: si los ucranianos no lo hacen, los soldados rusos les ayudarán.
La crisis migratoria en la frontera de Bielorrusia y Polonia, según Kiev, forma parte de este plan. Los funcionarios estadounidenses, sin embargo, no están seguros, según fuentes de la CBS.
El viernes, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Mark Milley, mantuvo conversaciones con el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, el general Valery Zaluzhny. Según el comunicado de prensa del Pentágono, discutieron la situación en Europa del Este y la “preocupante actividad” de Rusia en la región.
Milley “subrayó la necesidad de continuar las consultas entre los aliados y socios regionales y reiteró el apoyo de Estados Unidos a la soberanía e integridad territorial de Ucrania”.
Las autoridades rusas negaron el despliegue de tropas en la frontera ucraniana. El portavoz de Putin, Dmitry Peskov, calificó de “asunto interno” cualquier movimiento del ejército en territorio ruso.
El domingo, Peskov habló de una amenaza de “provocaciones” por parte de Kiev en medio de las numerosas declaraciones de Occidente sobre la supuesta preparación de una invasión de Ucrania por parte de Rusia.
El vicesecretario del Consejo de Seguridad ruso, Alexander Grebenkin, repitió la misma afirmación. En una entrevista concedida a Rossiyskaya Gazeta, afirmó que los riesgos de las provocaciones de Kiev en la dirección de Crimea y en los mares de Azov y Negro son cada vez mayores.