Jimmy Carter murió a los 100 años en su hogar en Georgia, tras un año en cuidados paliativos. Deja un legado político y humanitario.
Una vida marcada por el servicio público y la diplomacia
El expresidente estadounidense Jimmy Carter, quien gobernó tras el escándalo de Watergate y la guerra de Vietnam, murió a los 100 años. Según el Centro Carter, Carter murió el domingo en paz, rodeado de su familia, en su hogar en Plains, Georgia, donde pasó la mayor parte de su vida con su esposa, Rosalynn, quien también murió en noviembre de 2023.
El Centro Carter anunció su muerte a través de la red social X, declarando: “Nuestro fundador, el expresidente estadounidense Jimmy Carter, murió esta tarde en Plains, Georgia”. Carter, quien fue el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos, dejó una impronta única como agricultor, empresario, político y humanitario.
Jimmy Carter desempeñó múltiples roles a lo largo de su vida: oficial de la Marina, evangelista, carpintero y defensor de derechos humanos. Fue un líder que desafió las expectativas políticas y se destacó entre los presidentes estadounidenses. Durante su mandato, logró su mayor reconocimiento al negociar el acuerdo de paz entre Israel y Egipto en 1978, un hecho que definió gran parte de su legado posterior.
“Mi fe exige que haga todo lo que pueda para marcar una diferencia”, declaró en una ocasión Carter, subrayando su compromiso con la mejora de la sociedad tanto en su presidencia como después de esta.
Datos clave sobre la vida y legado de Jimmy Carter
- Acuerdo de Camp David: Negoció la paz entre Israel y Egipto en 1978.
- Premio Nobel de la Paz: Recibió este reconocimiento en 2002 por sus esfuerzos diplomáticos y humanitarios.
- Presidencia tumultuosa: Su mandato enfrentó desafíos como la crisis de los rehenes en Irán y la inflación.
- Centro Carter: Fundado en 1982, ha monitoreado más de 113 elecciones internacionales.
- Erradicación del gusano de Guinea: Lideró una exitosa campaña para reducir drásticamente los casos de esta enfermedad.
Un mandato presidencial con desafíos históricos
Carter asumió la presidencia en 1977, presentándose como un demócrata moderado y poco conocido que prometió restaurar la confianza en el gobierno tras los escándalos de Nixon. Su estilo de liderazgo tecnocrático y directo resonó con un electorado que buscaba honestidad y transparencia.
Durante su gobierno, enfrentó momentos críticos, incluidos mercados petroleros inestables, tensiones de la Guerra Fría y movimientos sociales en torno a los derechos civiles y de las mujeres. Sin embargo, su coalición política se fragmentó debido a la inflación, la crisis energética y la prolongada toma de rehenes en Irán.
El fallido intento de rescate de los rehenes en 1980 marcó un punto bajo en su administración y contribuyó a su derrota electoral frente a Ronald Reagan. A pesar de estos reveses, Carter defendió su enfoque presidencial, afirmando que logró “proteger la seguridad de la nación” y avanzar en los derechos humanos.
Tras dejar la Casa Blanca, Carter reflexionó sobre los errores de su administración, reconociendo su estilo de liderazgo como un desafío para la burocracia federal y los medios de comunicación. Sin embargo, sostuvo que su legado incluía logros significativos en materia de diplomacia y derechos humanos.
Renovación y un impacto global tras la presidencia
Tras su derrota electoral, Jimmy Carter redefinió su vida al fundar el Centro Carter en 1982, una institución dedicada a la promoción de la democracia, la salud pública y los derechos humanos. Este centro se convirtió en una plataforma para su trabajo como pacificador y defensor internacional.
Carter desempeñó un papel destacado en la resolución de conflictos, como en las tensiones nucleares entre Corea del Norte y del Sur, y en la mediación de ceses del fuego en Bosnia y Sudán. Además, supervisó elecciones en más de 113 países, ayudando a fortalecer la democracia global.
Entre sus iniciativas de salud pública, lideró una campaña para erradicar el parásito del gusano de Guinea, logrando reducir los casos de millones a solo unos pocos. También trabajó activamente en la construcción de viviendas para familias de bajos ingresos a través de Hábitat para la Humanidad.
Carter utilizó su libertad postpresidencial para hablar abiertamente sobre temas controversiales, desde la invasión de Irak en 2003 hasta la postura de Estados Unidos respecto a Israel. Esta independencia le permitió abordar cuestiones internacionales con una perspectiva única.
Un legado reconocido por el Premio Nobel de la Paz
En 2002, Carter fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por sus “esfuerzos incansables para encontrar soluciones pacíficas a conflictos internacionales y promover la democracia y los derechos humanos”. Este reconocimiento reafirmó su impacto global, tanto durante como después de su presidencia.
A pesar de su edad avanzada, Carter continuó trabajando en iniciativas humanitarias y diplomáticas. Su labor en la construcción de la paz y la mejora de la salud pública dejó una huella imborrable, reafirmando su compromiso con un mundo más justo.
Jimmy Carter será recordado como un líder que combinó intelecto, ética de trabajo y fe para enfrentar desafíos históricos y construir un legado duradero como humanitario global.
Un legado construido desde las raíces de Plains, Georgia
A lo largo de su vida, Jimmy Carter viajó por el mundo, llegando a aldeas remotas donde incluso conoció a niños llamados “Jimmy Carter” en su honor. A pesar de su proyección internacional, pasó la mayor parte de su tiempo en la misma casa de una sola planta en Plains, Georgia, donde vivió antes de ser gobernador. Esta residencia, ampliada y custodiada por el Servicio Secreto, fue el lugar donde Carter enseñó lecciones de la escuela dominical en la iglesia bautista Maranatha hasta que su salud y la pandemia de COVID-19 lo limitaron.
El pequeño santuario donde enseñaba atrajo a visitantes de todas partes del mundo, y será allí donde recibirá su última despedida tras un funeral de Estado en la Catedral Nacional de Washington. Carter dejó un impacto que abarcó generaciones, pero enfrentó también la percepción de que fue mejor expresidente que presidente, algo que incomodaba tanto a él como a sus aliados.
Aunque su presidencia fue objeto de críticas, su prolífica vida posterior redefinió su imagen, especialmente entre los jóvenes que no lo conocieron como presidente. Su legado incluyó la desregulación de industrias clave, el impulso a la independencia energética de Estados Unidos, la reducción de la deuda nacional y reformas ambientales, educativas y de salud mental. En política exterior, Carter destacó por presionar a dictadores para liberar prisioneros políticos, reconocer el imperialismo histórico estadounidense, indultar a los evasores del servicio militar de la guerra de Vietnam y normalizar las relaciones con China.
Aspectos destacados de su carrera política y humanitaria
- Derechos humanos: Fue un pilar central de su política exterior, logrando la liberación de miles de presos políticos.
- Reconocimiento internacional: Recibió el Premio Nobel de la Paz en 2002 por su trabajo en resolución de conflictos y promoción de la democracia.
- Desregulación económica: Redujo controles en industrias clave, modernizando sectores estratégicos de la economía.
- Relaciones internacionales: Lideró la normalización de vínculos con China y devolvió el control del Canal de Panamá.
- Impacto ambiental: Promovió leyes para proteger el medio ambiente y avanzar en educación rural.
Un ascenso que comenzó desde sus humildes orígenes
James Earl Carter Jr. nació el 1 de octubre de 1924 en Plains, Georgia, y creció en la cercana Archery, una comunidad mayoritariamente negra donde su familia era minoría. Su padre era un terrateniente que supervisaba un sistema de arrendamiento agrícola y dirigía una tienda de comestibles. Su madre, Lillian, jugó un papel importante en sus campañas políticas futuras.
Carter logró salir de Plains al ser admitido en la Academia Naval de Estados Unidos, de donde se graduó en 1946. Ese mismo año contrajo matrimonio con Rosalynn Smith, una decisión que él describió como la más importante de su vida. Rosalynn abandonó la universidad para apoyar la carrera de Carter en la Marina, donde él ascendió a teniente. Sin embargo, dejó la Marina tras el diagnóstico de cáncer de su padre, mudándose de nuevo a Plains para dirigir el negocio familiar del maní, decisión que inicialmente generó tensiones con su esposa.
El regreso a Plains no frenó sus ambiciones. En 1962, ganó un escaño en el Senado estatal y, a pesar de perder su primera carrera para gobernador en 1966, no se rindió y trabajó para lanzar una campaña más efectiva en 1970. Durante ese tiempo, Carter se destacó como un político moderado en cuestiones raciales, oponiéndose a los segregacionistas “Dixiecrats” y defendiendo una mayor inclusión en la vida pública.
Su victoria como gobernador marcó un cambio significativo en la política sureña. Durante su discurso inaugural en 1971, declaró: “El tiempo de la discriminación racial ha terminado”. Este enfoque lo llevó a ser portada de la revista Time, consolidando su reputación como un líder progresista en el Sur.
Una presidencia compleja y una postpresidencia transformadora
Como presidente, Carter enfrentó desafíos internos y externos, incluyendo la inflación, una crisis energética y la crisis de los rehenes en Irán. Aunque estos problemas contribuyeron a su derrota en 1980 frente a Ronald Reagan, Carter logró importantes avances, como el acuerdo de paz de Camp David entre Egipto e Israel y una política exterior centrada en los derechos humanos.
Tras dejar la Casa Blanca, Carter redefinió su legado con el Centro Carter, fundado en 1982. Este centro se convirtió en una plataforma para promover la democracia, la salud pública y la resolución de conflictos. Entre sus logros más destacados estuvo la reducción drástica de casos del gusano de Guinea y la supervisión de más de 113 elecciones en todo el mundo.
Sus esfuerzos humanitarios y su independencia política lo convirtieron en una figura admirada y a veces controvertida, como cuando criticó la invasión de Irak en 2003 o abogó por incluir a Corea del Norte en negociaciones internacionales. Carter no se limitó a la diplomacia, también trabajó activamente en proyectos como Hábitat para la Humanidad, ayudando a construir viviendas para familias necesitadas.
Reevaluaciones históricas de su presidencia
Con el tiempo, historiadores y biógrafos han reevaluado la presidencia de Carter con mayor generosidad. Su antiguo asesor, Stuart Eizenstat, escribió en 2018 que, aunque Carter “no fue un gran presidente”, sí fue “bueno y productivo” y logró importantes resultados. Madeleine Albright, secretaria de Estado de Bill Clinton, lo describió como “trascendente y exitoso”, subrayando su importancia en la historia estadounidense.
Jonathan Alter, biógrafo de Carter, describió su vida como “una de las más épicas y subestimadas en la historia estadounidense”. Desde sus orígenes humildes hasta su impacto global, Carter dejó un legado que perdurará más allá de su tiempo.
Un ascenso político impulsado por su conexión con los votantes
Jimmy Carter y su “brigada del maní”, formada por familiares y simpatizantes de Georgia, establecieron una estrategia pionera en Iowa y New Hampshire, transformándolos en escenarios esenciales para las campañas presidenciales. Su primer respaldo en el Senado provino de un entonces desconocido senador de Delaware llamado Joe Biden.
La habilidad de Carter para navegar la compleja política racial y rural de Estados Unidos consolidó su nominación presidencial. En 1976, Carter arrasó en el Sur profundo, siendo el último demócrata en lograrlo, antes de que muchos sureños blancos cambiaran al Partido Republicano en reacción a las políticas de derechos civiles. Su fe cristiana lo mantuvo en el foco mediático, especialmente tras unas declaraciones en la revista Playboy sobre el “adulterio en su corazón”, que provocaron burlas en programas como “Saturday Night Live” pero que también lo humanizaron ante los votantes.
En la fórmula presidencial, Carter eligió al senador Walter Mondale, con quien elevó tanto el rol de la vicepresidencia como el despacho de la primera dama. Rosalynn Carter se destacó como una de las esposas de presidentes más activas, participando en reuniones del gabinete y colaborando con legisladores. Juntos, los Carter adoptaron un estilo poco convencional en la Casa Blanca, con detalles como su vestimenta sencilla, su hija Amy asistiendo a una escuela pública y Carter pronunciando discursos en cárdigan para promover el ahorro de energía.
Logros clave durante la presidencia de Carter
- Desregulación económica: Liberalizó parcialmente las industrias de aerolíneas, transporte por carretera y ferrocarriles.
- Creación de agencias: Fundó los departamentos de Energía y Educación, además de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
- Legislación ambiental: Designó millones de acres en Alaska como parques nacionales y refugios de vida silvestre.
- Política exterior: Normalizó relaciones con China y empujó a América Latina hacia la democracia.
- Nombramientos inclusivos: Rompió barreras al designar un número récord de mujeres y personas no blancas para cargos federales.
Desafíos internos y crisis internacionales
La presidencia de Carter enfrentó dificultades significativas, como la inflación y la crisis energética, pero fue la situación en Irán lo que definió su mandato. En 1979, tras permitir la entrada del Sha de Irán para recibir tratamiento médico, seguidores del ayatolá Ruhollah Khomeini tomaron la embajada estadounidense en Teherán, reteniendo rehenes. Los intentos de liberarlos fracasaron, incluyendo una operación de rescate fallida que dañó aún más su imagen.
En el mismo año, Carter firmó el tratado SALT II con la Unión Soviética, pero retiró su ratificación tras la invasión soviética de Afganistán, imponiendo sanciones comerciales y liderando un boicot estadounidense a los Juegos Olímpicos de Moscú. Aunque Carter intentó restablecer la confianza nacional con un discurso sobre una “crisis de confianza”, muchos estadounidenses perdieron fe en su liderazgo.
La crisis de los rehenes y la situación económica afectaron gravemente su campaña de reelección en 1980. Carter enfrentó un desafío interno del senador Edward M. Kennedy por la nominación demócrata y, finalmente, fue derrotado por Ronald Reagan, quien capturó la atención de los votantes con llamados a “hacer a Estados Unidos grande de nuevo”. Carter perdió todos los estados menos seis, y los republicanos obtuvieron una nueva mayoría en el Senado.
Tras las elecciones, Carter negoció la liberación de los rehenes, pero estos no fueron liberados hasta horas después de que dejó el cargo, en un amargo giro final de los acontecimientos.
Un legado que superó los años en la Casa Blanca
Después de perder la presidencia, Carter regresó a Georgia sin un plan claro para el futuro. Sin embargo, cuatro décadas después, su trabajo a través del Centro Carter y sus proyectos humanitarios redefinieron su impacto en el mundo. Durante su retiro, Carter reflexionó sobre los desafíos políticos y sociales que enfrentó, admitiendo que estos resultaron ser “más duraderos e insidiosos” de lo que esperaba.
A pesar de las dificultades, Carter expresó su satisfacción con la vida que había llevado. En 2015, tras recibir un diagnóstico de cáncer, declaró: “He tenido una vida maravillosa. He tenido miles de amigos, una existencia emocionante, aventurera y gratificante”. Su legado sigue siendo una combinación de logros históricos, desafíos significativos y un compromiso inquebrantable con el servicio público.