La Comisión de Diseño Público de la ciudad de Nueva York votó a favor de retirar del Ayuntamiento una estatua histórica de uno de los principales Padres Fundadores de Estados Unidos, según informa The Hill.
El lunes, la comisión votó por unanimidad la reubicación de la estatua en el Ayuntamiento. La votación se produce después de que el asambleísta estatal Charles Barron (demócrata de Nueva York) y su esposa, la concejala Inez Barron, iniciaran el movimiento para retirar la estatua. El asambleísta Barron afirmó, sin pruebas, que Jefferson era un violador, mientras que la concejala Barron insistió en que la retirada de su estatua “no era revisionista”.
Los miembros del Consejo Municipal de Nueva York exigieron la retirada de la estatua ya en junio, en una carta dirigida al alcalde Bill de Blasio (demócrata). La carta afirmaba que “hay imágenes perturbadoras de división y racismo en nuestra ciudad que deben ser revisadas inmediatamente. Eso empieza por el Ayuntamiento”.
El jueves, de Blasio dijo en una rueda de prensa que Jefferson, que escribió la Declaración de Independencia y fue el tercer presidente de los Estados Unidos, tiene un legado que “molesta profundamente a la gente, y… es algo que no se puede ignorar”.
El Ayuntamiento ha acordado encontrar un nuevo hogar para la estatua, y entre las sugerencias que se han hecho figuran la Sala del Gobernador o la Sociedad Histórica de Nueva York. La estatua de dos metros de altura, que es una réplica en yeso de la estatua de Jefferson en el Capitolio de Estados Unidos, tiene 188 años.
El ataque a la estatua de Jefferson es el último de una serie de ataques a monumentos históricos en todo el país. El año pasado, en medio de los disturbios raciales provocados por organizaciones terroristas nacionales de extrema izquierda como Black Lives Matter y Antifa, cientos de estatuas y otros monumentos fueron vandalizados o destruidos por los alborotadores, incluidas las estatuas de George Washington y Abraham Lincoln. Algunas estatuas fueron retiradas formalmente por las autoridades locales para aplacar a los violentos alborotadores.