La afluencia de inmigrantes no puede utilizarse para justificar la construcción de muros y la violencia contra los inmigrantes, ha advertido el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados a la UE, en medio de señales contradictorias sobre si el bloque financiará el refuerzo de las fronteras de Bielorrusia.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, dijo el miércoles ante el Parlamento Europeo que el bloque debe dar ejemplo sobre cómo manejar la migración, y criticó el “discurso xenófobo” de algunos de sus miembros.
“Estos retos no justifican la reacción instintiva que hemos visto en algunos lugares: el discurso xenófobo irresponsable, los muros y las alambradas, las reacciones violentas que incluyen palizas a los refugiados y los inmigrantes”, dijo Grandi a los legisladores de la UE, en una clara alusión a la respuesta de Polonia a la crisis que se desarrolla en su frontera con Bielorrusia.
El discurso del Comisario se produce mientras continúa el tenso enfrentamiento en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, donde se han acumulado miles de inmigrantes procedentes de Oriente Medio que intentan entrar en la UE. Varsovia ha enviado más fuerzas policiales y militares a la frontera para rechazar a los inmigrantes que intentan atravesar las alambradas.
Mientras tanto, los funcionarios de la UE han enviado señales contradictorias sobre si el bloque debe financiar los obstáculos de grado militar erigidos en la frontera de Polonia, con la Comisión Europea afirmando que el dinero puede utilizarse para la infraestructura fronteriza, pero no para el alambre de púas o las vallas.
“Nuestra posición es que los fondos europeos no deben utilizarse para financiar este tipo de infraestructuras: vallas o alambre de espino”, declaró el miércoles un portavoz de la Comisión Europea.
Poco después de esta declaración, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, envió un mensaje diferente, argumentando que era “legalmente posible” que el bloque financiara “infraestructuras para proteger las fronteras”, aunque no detalló la naturaleza exacta de dichas infraestructuras.
“Es una decisión que debe tomar la Comisión, pero en cualquier caso, el dictamen jurídico del Consejo es muy claro”, declaró Michel.
La actual crisis migratoria se desencadenó en junio, cuando el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, anunció que el país dejaría de retener a los inmigrantes que quisieran llegar a la UE. Mientras Minsk insistía en que la medida era una represalia por las sanciones de la UE, Bruselas le acusó de lanzar un “ataque híbrido” en toda regla contra el bloque al “militarizar” la migración. La UE también ha acusado a los agentes de seguridad bielorrusos de apoyar a quienes intentan cruzar la frontera.
La crisis se agravó el lunes, cuando una gran caravana de migrantes, principalmente procedentes de la región de Oriente Medio, intentó tomar por asalto la frontera de Polonia, lo que provocó una dura respuesta del ejército y la policía polacos y encendió una nueva guerra de palabras entre Bruselas y Minsk, en la que cada una de ellas culpó a la otra de la situación en la frontera.