La OTAN está expulsando de su sede a ocho miembros de la misión rusa, a quienes considera miembros de los servicios especiales rusos, informó ABC News, citando a un alto representante de la Alianza del Atlántico Norte.
Los rusos con pasaporte diplomático que trabajaban en la misión del bloque en Bruselas eran “oficiales de inteligencia no declarados”, dijo el funcionario, que habló bajo condición de anonimato. La OTAN también decidió reducir el tamaño de la misión rusa a 10 personas, sin comentar los motivos de esta medida.
“La política de la OTAN hacia Rusia sigue siendo coherente. Hemos reforzado nuestra disuasión y defensa en respuesta a las acciones agresivas de Rusia, mientras que al mismo tiempo seguimos abiertos a un diálogo significativo”, explicó el funcionario.
Según Sky News, los rusos eran sospechosos de “actividades malignas”, entre ellas “asesinatos y espionaje”. La decisión se tomó a partir de los informes de los Estados miembros de la OTAN, y ahora los diplomáticos tienen de plazo hasta finales de octubre para abandonar Bruselas. Fuentes del periódico ruso Kommersant afirmaron que no se avisó previamente a Rusia de que se iba a retirar la acreditación a ocho de sus empleados. Se entregó una lista con los nombres, que no contenía ninguna explicación de por qué se privaba de la acreditación a las personas designadas.
Anteriormente, cuatro senadores estadounidenses de ambos partidos, entre ellos Bob Menéndez y Mark Rubio, autores del proyecto de ley de “sanción desde el infierno”, recurrieron a la administración de Joe Biden con una propuesta de expulsión masiva de diplomáticos rusos.
En su opinión, es necesario expulsar a 300 rusos de Estados Unidos para igualar el número de representantes diplomáticos. Esta medida -la mayor desde la Guerra Fría- requerirá reconocer como persona non grata no solo al personal de la embajada, sino también a una parte importante de la misión rusa ante la ONU.
A medida que las relaciones entre Rusia y Occidente siguen cayendo en espiral, los escándalos de espionaje y las expulsiones mutuas de diplomáticos se están convirtiendo en la nueva normalidad.
Hace menos de seis meses, en abril, Moscú y los países occidentales expulsaron mutuamente a más de 140 diplomáticos y personal de embajadas, batiendo el récord de Margaret Thatcher y Ronald Reagan.
Estados Unidos declaró persona non grata a los empleados de la embajada rusa como parte de las sanciones por injerencia electoral, armas químicas y el ciberataque SolarWinds.
Y la República Checa expulsó a diplomáticos rusos por la implicación de la inteligencia rusa en la explosión del depósito de municiones de Vrbetice en 2014, en la que murieron dos ciudadanos checos.