Unos 230 legisladores han instado a la Unión Europea a que designe a la organización Hezbolá, con sede en el Líbano, como grupo terrorista.
“Hezbolá, el representante más mortal del régimen iraní, opera una red global de terror que amenaza no solo a sus vecinos, sino también a las democracias occidentales”, dijeron los legisladores en una carta que planeaban enviar a la Unión Europea el viernes.
“Sólo en Alemania, Hezbolá tiene más de 1.000 partidarios… la ideología violenta y antisemita del grupo está envenenando el tejido de nuestras sociedades pluralistas”, dijeron los legisladores.
La UE ya reconoce al “ala militar” de Hezbolá como un grupo terrorista, pero no ha extendido esa designación al “ala política” de la organización. Dicha designación debe hacerse con el consentimiento unánime del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, en el que las opiniones al respecto están divididas.
En su carta, los legisladores instaron “a la UE a poner fin a esta falsa distinción entre las armas ‘militares’ y ‘políticas’ -una distinción que el propio Hezbolá descarta- y a prohibir toda la organización”, dijeron los legisladores.
Entre los firmantes de la carta figuraban 131 miembros de las legislaturas nacionales europeas, 73 miembros del Parlamento Europeo, 17 miembros del Congreso de los Estados Unidos, ocho miembros del Parlamento del Canadá y seis miembros de la Knesset.
La carta fue organizada y publicada por el Instituto Transatlántico del Comité Judío Americano en Bruselas. Fue diseñada para salir en torno al aniversario del 18 de julio del bombardeo del centro comunitario judío de la AMIA en Argentina en 1994, en el que murieron 85 personas. Se cree que Irán y Hezbolá estuvieron detrás del bombardeo. La carta también está relacionada con el bombardeo del 18 de julio de 2012, respaldado por Hezbolá, de un autobús turístico de israelíes en Bulgaria, en el que murieron cinco israelíes y el conductor del autobús búlgaro.
El texto, denominado Declaración Transatlántica, estaba previsto que se enviara al presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, y a los gobiernos de todos los Estados miembros de la UE.
Entre los que ya reconocen a Hezbolá en su totalidad se encuentran Alemania, Argentina, Bahrein, Canadá, Colombia, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Honduras, Israel, Japón, Países Bajos y Paraguay.
El eurodiputado austriaco Lukas Mandll, del Partido Popular Europeo, que también es miembro del grupo de Amigos Transatlánticos de Israel (TFI), dijo: “El día de hoy marca un hito importante hacia nuestro objetivo común de prohibir Hezbolá en Europa. En los próximos meses, seguiremos contactando con legisladores de muchos partidos políticos en todo el espacio transatlántico para añadir más firmas a la lista. Nuestros valores europeos comportan una lucha inflexible contra el antisemitismo y el terrorismo. En este contexto, está claro, sin ninguna duda, que la Unión Europea debe prohibir completamente a Hezbolá”.
El secretario general del TFI, Daniel Schwammenthal, que dirige la oficina del AJC en Bruselas, dijo: “Una Unión Europea que defiende la democracia, los derechos humanos y el orden internacional basado en normas no puede ser al mismo tiempo un refugio seguro para los terroristas o sus partidarios. Los compromisos de Europa con la seguridad de Israel y la lucha contra el antisemitismo suenan vacíos cuando sigue permitiendo que una organización profundamente antisemita dedicada a la destrucción del Estado judío utilice a Europa como centro de operaciones”.
Añadió: “Creemos que esta impresionante lista de ex ministros de asuntos exteriores y defensa, y de presidentes de comités de asuntos exteriores y europeos, ayudará a la Presidencia alemana de la Unión Europea a demostrar en el Consejo Europeo que la opinión política ha cambiado y está cambiando y que la política de la UE debe tomar nota de ello. Es más, creemos que la declaración podría sentar las bases para que los legisladores nacionales presionen a sus propios gobiernos para que sigan el ejemplo alemán y ejecuten una prohibición nacional mientras no haya consenso para una designación a nivel de la UE”.