Las tropas israelíes abandonaron la mayor parte del sur del Líbano el martes por la mañana como parte de un alto el fuego mediado por Estados Unidos. Ante esta situación, habitantes libaneses confían en que Hezbolá reconstruya sus viviendas después de los intensos combates.
La ciudad de Khiam, una de las más afectadas cerca de la frontera con Israel, presenta una devastación generalizada. Edificios enteros quedaron reducidos a escombros, mientras que las paredes de varias casas exhiben grafitis dejados por las Fuerzas de Defensa de Israel. El cementerio local también sufrió daños severos, con tumbas destruidas.
El lunes, operarios trabajaban en la remoción de escombros en distintos puntos de Khiam. Muchos residentes visitaron sus hogares por algunas horas durante el día, pero se marcharon antes del anochecer debido a la falta de electricidad y agua. La compañía eléctrica estatal del Líbano comenzó a instalar nuevos postes para restaurar la infraestructura destruida.
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La retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel concluyó el martes, tras una prórroga del plazo original que extendió la salida del 26 de enero al 18 de febrero. Sin embargo, efectivos israelíes continúan en cinco puntos estratégicos cercanos a la frontera, donde aseguran que permanecerán hasta que Hezbolá retroceda más allá del río Litani.
Uno de estos puntos es la colina Hamamis, al sur de Khiam. Desde la distancia, se observaban excavadoras israelíes levantando lo que parecen ser nuevas fortificaciones.
Las paredes de Khiam contienen inscripciones con mensajes en árabe, entre ellos: “En Khiam todos fueron martirizados” y “Khiam es el cementerio de Golani”, en alusión a la Brigada Golani de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Desde el 8 de octubre de 2023, un día después del ataque de Hamás contra Israel, Hezbolá lanzó ofensivas diarias sobre el norte israelí, forzando el desplazamiento de 60.000 habitantes. Con el tiempo, los ataques con cohetes se extendieron al centro del país.
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En septiembre de 2024, Israel intensificó su ofensiva contra Hezbolá y eliminó a varios de sus líderes, incluido su antiguo jefe, Hassan Nasrallah. Posteriormente, las tropas israelíes invadieron el sur del Líbano con el objetivo de reforzar la seguridad fronteriza y permitir el retorno de los desplazados. Dos meses después, se alcanzó un alto el fuego.
En un discurso reciente, Naim Qassem, nuevo líder de Hezbolá, exigió la retirada total de Israel del Líbano y afirmó que no existen justificativos para mantener las cinco posiciones militares. Exhortó al gobierno libanés a impedir la permanencia de tropas israelíes más allá del martes, según lo estipulado en el acuerdo de cese al fuego.
En el sector oriental de Khiam, una mujer mostró a un periodista una estrella de David pintada en rojo en la entrada de su apartamento. Prefiriendo mantener el anonimato por seguridad, la residente guió al periodista por su hogar, señalando los destrozos en la sala y la cocina.
Sabah Abdullah, de 66 años, regresa cada mañana a Khiam y se sienta junto a los escombros de su casa destruida. Espera recibir compensación por parte de los especialistas en reconstrucción de Hezbolá.
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Tras el fin de la guerra, la división constructora del grupo terrorista, Yihad al-Binaa, le otorgó 12.000 dólares: 8.000 destinados a reponer muebles y 4.000 para cubrir un año de alquiler. Con el dinero casi agotado, ha recurrido a la venta de joyas mientras aguarda la evaluación del gobierno para la reconstrucción de su hogar de dos pisos.
“Los bienes materiales pueden reponerse, pero la pérdida de vidas es irreparable”, comentó Abdullah mientras descansaba en una silla de plástico frente a su tienda. Contó que, al regresar a Khiam tras el alto el fuego, encontró a gatos y perros hambrientos devorando dulces dentro de su comercio, cuya puerta metálica había quedado destruida.
La destrucción de la casa que su padre construyó la afectó profundamente, pero expresó alivio porque ningún familiar resultó herido. “Voy a reconstruir mi casa, aunque el futuro es incierto. Esta región ha vivido demasiadas guerras con Israel”, reflexionó.
Dalal Abdallah, otra habitante de Khiam, aseguró que Israel, si decide permanecer en el Líbano, se verá obligado a retirarse nuevamente. “Esta tierra se pagó con sangre y almas valiosas. Nadie debe pensar que la abandonaremos”, destacó.
Las Fuerzas de Defensa de Israel estiman que alrededor de 3.500 combatientes de Hezbolá murieron en la guerra. Además, en el Líbano se registraron la muerte de unos 100 terroristas de otros grupos terroristas y cientos de civiles. la guerra también dejó miles de heridos y pérdidas materiales valoradas en miles de millones de dólares.
Los ataques de Hezbolá contra Israel desde octubre de 2023 cobraron la vida de 46 civiles. Asimismo, 80 soldados y reservistas israelíes murieron en enfrentamientos transfronterizos y en la operación terrestre lanzada en el sur del Líbano en septiembre.