Dos ex guardias del ejército estadounidense que sirvieron en Afganistán criticaron al presidente Biden por no tener “ningún plan” para la retirada del país y por culpar a otros del “fracaso generalizado” que se produjo.
Dan Blakeley y Tom Amenta, que recientemente publicaron un diario fotográfico dedicado a los veteranos titulado “La guerra de los veinte años”, hablaron el miércoles con Fox News sobre lo que salió mal en la salida de Afganistán.
“Deberían haber tenido un plan, porque claramente no lo tuvieron”, dijo Amenta. Continuó citando el mensaje de la administración a los estadounidenses en Afganistán fuera de Kabul a principios de esta semana, en el que se les indicaba que llegaran a Kabul, pero se les hacía saber que nadie vendría a ayudar.
“Esta administración no tenía [tenía] un plan y no lo tiene”, dijo.
“Desde un punto de vista político”, continuó Amenta, “la política que está promulgando ahora mismo en Afganistán no solo no tiene sentido porque los talibanes son la organización que abasteció, dotó de recursos y dio cobijo a Osama bin-Laden hace 20 años y ahora vuelven a estar en el poder”, sino que además Afganistán supone una mayor amenaza terrorista que otras zonas en las que Estados Unidos sigue teniendo presencia. Además de todo eso, dijo, lo que está ocurriendo en Afganistán ahora “es un desastre humanitario sin precedentes”.
Amenta, que pasó cinco años en una unidad de operaciones especiales y es licenciado en ciencias políticas con especialización en relaciones internacionales por la Universidad de Illinois, señaló que es especialmente malo “cuando el friki de los libros y el friki de las armas” que hay en él “piensan ambos que la estás cagando”.
Blakeley se mostró de acuerdo, y añadió que cuando la administración Biden prometió que los talibanes no se harían rápidamente con el control del país, el presidente “debería haber establecido también algunos planes de línea dura sobre cómo responder” si eso ocurriera.
“Se planifica para el mejor caso, el peor caso y el caso más probable. Evidentemente, no ha tenido en cuenta el peor de los casos. Y sí, ahora mismo estamos viendo cómo se desarrolla el peor caso”.
Amenta dijo que lo que más le molesta es la narrativa expuesta por Biden de que las fuerzas afganas no tenían la voluntad de luchar por su país, dado que 34.000 habían muerto desde 2015 antes de que la administración Trump clasificara las cifras. Además, la Brookings Institution estimó que entre 2014 y 2020 los afganos sufrieron 45.000 bajas.
“Como mínimo, se han comprometido con esto con la sangre del pueblo”, dijo.
“Estoy consternado, estoy verdaderamente consternado de que la administración decida decir que no tienen voluntad cuando han permitido que mucha de su gente muera al servicio de este ideal de construir una nueva nación, cuando sabemos que el gobierno no estaba pagando a estos hombres adecuadamente, ni siquiera los estaban alimentando adecuadamente”.
Amenta recordó cómo los combatientes afganos estaban “tan pendientes del más mínimo detalle de la seguridad operativa”, poniendo como ejemplo que no se ataban los cordones de las botas hasta que lo necesitaban porque las muescas de los ojales les delatarían una vez que se pusieran las sandalias al ponerse la ropa de civil.
“Esto es lo que vivían estos hombres, ¿y vamos a decir que no tenían voluntad de luchar?”, preguntó.
“La narrativa que está siendo presentada por esta administración me enfurece más porque es tan patentemente falsa”.
Aunque tienen fuertes críticas a la forma en que la administración Biden ha llevado a cabo su retirada de Afganistán, tanto Blakeley como Amenta estuvieron de acuerdo en que era el momento de retirarse.
“Siempre hemos necesitado encontrar un plan para salir de Afganistán y decir basta”, dijo Amenta, o al menos “tener la presencia de una huella diminuta” como la que tiene Estados Unidos en Irak, Siria o el cuerno de África “con el ámbito muy específico y estrecho” de poder “manejar cualquier amenaza terrorista emergente”.
Blakeley se hizo eco de este sentimiento, señalando que ningún veterano con el que ha hablado quería “una guerra para siempre”.
Fue el ex presidente Trump quien planeó por primera vez una retirada que, en principio, estaba prevista para el 1 de mayo de este año. Amenta dijo que el acuerdo, que se hizo con los talibanes, fue “un acuerdo horrible y fallido”, comparándolo con si Estados Unidos hiciera un acuerdo de paz en Oriente Medio hablando solo con los palestinos y no con Israel.
No obstante, dijo, confiaba en que la administración Trump hubiera respondido con más fuerza una vez que las cosas se pusieron feas.
“Lo habría aplastado”, coincidió Blakeley.
Aunque criticó de buen grado el acuerdo de Trump, Amenta también arremetió contra Biden por culpar al acuerdo del estado actual de las cosas.
“Tuvo todas las oportunidades para dar marcha atrás”, dijo Amenta, añadiendo que una vez que los talibanes violaron el acuerdo, el presidente “tenía un millón de herramientas diferentes” a su disposición, como las sanciones o la fuerza militar.
A pesar de la grave situación actual y del hecho de que los talibanes vuelvan a controlar Afganistán, tanto Blakeley como Amenta dejaron claro que sus compañeros veteranos que sirvieron allí no deben desanimarse ni pensar que lo que hicieron fue en vano.
Blakeley dijo que se alegraba de ver el apoyo de la comunidad de veteranos hasta ahora.
“Muchas organizaciones y empresas dirigidas por veteranos o que apoyan a los veteranos se han manifestado a diestro y siniestro en los últimos días diciendo que no todo fue en vano y que ustedes hicieron bien su trabajo, y que lo hicieron con justicia, y que lo hicieron con fervor, y que estaban allí para proporcionar seguridad y oportunidades al pueblo afgano y que lo hicieron durante dos décadas”, dijo.
Algunos de los críticos de Biden han comparado la retirada con Vietnam, pero Blakeley dejó claro que para los que sirvieron, ese no es el caso.
“Esto no ha sido el próximo Vietnam para nuestros veteranos”, dijo.
Tanto Blakeley como Amenta atribuyeron el hecho de que no se repitieran los atentados del 11 de septiembre al esfuerzo de Estados Unidos por combatir el terror, y que la forma en que terminó la guerra no quita lo que lograron.
“El hecho de que la administración actual no tuviera un plan para el final de la guerra y decidiera… pensar arrogantemente que podría resolver en un par de meses algo que no se había resuelto en 20 años”, dijo Amenta, “no es culpa de los veteranos, no es culpa de nuestro servicio, no es de ninguna manera un repudio o una crítica a todo lo que hicimos y a lo mucho que trabajamos para mantener no solo a Estados Unidos, sino al mundo a salvo de los terroristas”.