KABUL, Afganistán (AFP) – Los islamistas talibanes de Afganistán ordenaron a todas las organizaciones no gubernamentales (ONG) nacionales e internacionales que impidan trabajar a sus empleadas, tras recibir “graves quejas” sobre su código de vestimenta, informó el sábado el Ministerio de Economía.
La orden, que suscitó una rápida condena internacional, amenazaba con suspender las licencias de funcionamiento de las organizaciones no gubernamentales que no aplicaran la directiva.
La última restricción se produce menos de una semana después de que las autoridades talibanes prohibieran a las mujeres asistir a las universidades, lo que provocó la indignación mundial y protestas en algunas ciudades afganas.
Aunque los talibanes habían prometido una forma de gobierno más suave cuando volvieron al poder en agosto del año pasado, en lugar de ello han impuesto duras restricciones a las mujeres, apartándolas de hecho de la vida pública.
“Se han recibido graves quejas sobre la inobservancia del hiyab islámico y otras normas y reglamentos relativos al trabajo de las mujeres en organizaciones nacionales e internacionales”, decía una notificación enviada a todas las ONG, cuya copia obtuvo la AFP y confirmó un portavoz del Ministerio de Economía.
“El ministerio de Economía… da instrucciones a todas las organizaciones para que dejen de trabajar con mujeres hasta nuevo aviso”, decía la notificación, advirtiendo que si un grupo ignora la orden, su licencia “será cancelada”.
Aún no estaba claro si la directiva afectaba al personal femenino extranjero de las ONG.
Dos grupos no gubernamentales internacionales confirmaron que habían recibido la notificación.
“Suspendemos todas nuestras actividades a partir del domingo”, declaró a la AFP un alto responsable de una ONG internacional dedicada a labores humanitarias, bajo condición de anonimato.
“Pronto celebraremos una reunión de altos cargos de todas las ONG para decidir cómo gestionar este asunto”.
Decenas de ONG nacionales e internacionales siguen trabajando en varios sectores en zonas remotas de Afganistán, y muchos de sus empleados son mujeres.
Una empleada de una ONG afgana se mostró consternada tras la prohibición.
“¿Qué harán esas mujeres que no tienen hombres que mantengan a sus familias y trabajan en esas ONG?”, dijo, pidiendo a la AFP que no revelara su nombre. “Sólo ese salario había evitado que cayéramos en la pobreza”.
Orden “deplorable”
Otra funcionaria que trabaja en una ONG internacional dedicada a la distribución de alimentos dijo que la prohibición era un “gran golpe para el personal femenino”.
“Tenemos personal femenino en gran medida para atender las preocupaciones de ayuda humanitaria de las mujeres afganas”, dijo el funcionario. “¿Cómo abordamos ahora sus preocupaciones?”.
La orden era una “clara violación de los principios humanitarios”, dijo Ramiz Alakbarov, representante especial adjunto del jefe de la ONU para Afganistán.
El grupo de derechos Amnistía Internacional tuiteó que la prohibición era un “intento deplorable de borrar a las mujeres de los espacios políticos, sociales y económicos” de Afganistán.
El Comité Internacional de Rescate afirmó en un comunicado que las más de 3.000 mujeres que trabajan en Afganistán son “fundamentales para la prestación de ayuda humanitaria” en el país.
La Unión Europea -una de las principales financiadoras de las organizaciones de ayuda que trabajan en Afganistán, aunque no reconoce a los talibanes como gobierno oficial del país- condenó la decisión y dijo que estaba evaluando “el impacto que tendrá en nuestra ayuda sobre el terreno”.
“Nuestra principal preocupación seguirá siendo el bienestar, los derechos y las libertades del pueblo de Afganistán”, declaró a la AFP Nabila Massrali, portavoz del jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell.
Cada vez más restricciones
La orden es el último ataque a los derechos de la mujer en el país.
El martes, las autoridades prohibieron a todas las mujeres asistir a la universidad, lo que provocó la condena de Estados Unidos, Naciones Unidas y varias naciones musulmanas.
El Grupo de las Siete democracias industrializadas dijo que la prohibición puede equivaler a “un crimen contra la humanidad”.
Esa prohibición se anunció menos de tres meses después de que se permitiera a miles de mujeres presentarse a los exámenes de acceso a la universidad.
En respuesta a la orden, unos 400 estudiantes varones boicotearon el sábado un examen en la ciudad meridional de Kandahar -centro de poder de facto de los talibanes-, una protesta poco frecuente protagonizada por hombres.
La marcha de los estudiantes fue dispersada por las fuerzas talibanes, que dispararon al aire, según declaró a la AFP un profesor de la Universidad Mirwais Neeka, donde tuvo lugar la protesta, bajo condición de anonimato.
Los talibanes ya habían prohibido a las adolescentes ir a la escuela secundaria, y las mujeres han sido expulsadas de muchos empleos públicos, se les impide viajar sin un familiar varón y se les ordena cubrirse fuera de casa, a ser posible con un burka.
Tampoco se les permite entrar en parques o jardines.
En las últimas semanas, los talibanes han reanudado la flagelación pública de hombres y mujeres, ampliando la aplicación de una interpretación extrema de la ley islámica.