La canciller alemana Angela Merkel y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan han mantenido hoy en Estambul conversaciones conjuntas sobre temas que van desde los conflictos en Siria y Libia hasta la crisis de los refugiados.
En el marco de la visita de Merkel, los dirigentes inauguraron una nueva universidad turco-alemana en la ciudad histórica.
Sin embargo, el tono de Erdogan sobre el tema y el conflicto de Libia fue serio al advertir que “si no se establece la calma lo antes posible, la atmósfera de caos en Libia afectará a toda la cuenca del Mediterráneo”.
También mencionó la guerra civil de nueve años que se está librando en Siria, diciendo que los líderes y las potencias del escenario mundial no actuaron con la suficiente rapidez para hacerle frente y que no debería ocurrir lo mismo con Libia. “Esperamos que la comunidad internacional no cometa los errores que cometió en Siria”, dijo Erdogan.
La llegada de Merkel a Estambul para reunirse con Erdogan se produce casi una semana después de haber sido anfitriona de la Conferencia de Berlín, que reunió a líderes mundiales y representantes de diversos países para discutir el conflicto en Libia. También estuvieron presentes los líderes de los dos bandos rivales -Fayez Al-Sarraj, del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), respaldado internacionalmente, y Khalifa Haftar, del Ejército Nacional Libio (LNA)-, con una sólida posición internacional y una propuesta de alto el fuego que no se pudo negociar al final de la conferencia.
Esto se produce en un momento de crecientes tensiones entre la UE y Turquía, con los dos manteniendo desacuerdos en una multitud de cuestiones, incluyendo Libia, Siria y la disputa del Mediterráneo Oriental. La reciente firma de acuerdos de Erdogan con el GNA y su ayuda militar al gobierno respaldado por la ONU ha levantado la controversia de algunas naciones europeas que o bien apoyan y simpatizan con Haftar o se sienten incómodos con la participación militar de Turquía en el conflicto.
La tercera incursión militar turca en Siria, Operación Primavera de Paz, en octubre del año pasado con el objetivo de crear una zona segura para los refugiados también provocó la indignación internacional, así como las operaciones de perforación de gas natural de la República en el Mediterráneo Oriental que llevaron a la Unión Europea a imponer sanciones a Ankara.
La Unión Europea, a su vez, ha decepcionado a Turquía al no cumplir su parte del acuerdo de refugiados en 2016, que obliga a la Unión a conceder a Turquía 6.000 millones de euros (6.600 millones de dólares) a cambio de evitar que los refugiados de Siria y otros países entren en Europa. Cuando Erdogan recordó esto a la UE a finales del año pasado, advirtió a la Unión que Turquía no puede soportar otra oleada de refugiados y amenazó con que no tendría más remedio que “abrir las puertas” del continente si la UE no ayuda.