Comandantes de milicias iraquíes consideran su desarme tras advertencias de Trump, que amenaza con ataques si Bagdad no limita su poder militar.
Grupos armados chiíes enfrentan presión directa de la administración Trump
Varios grupos de milicias respaldados por Irán en Irak están dispuestos a desmilitarizarse por primera vez, en respuesta a las amenazas de escalada militar por parte del gobierno del presidente estadounidense Donald Trump. La información fue confirmada por 10 comandantes y funcionarios iraquíes, quienes indicaron que funcionarios estadounidenses han advertido al gobierno de Bagdad sobre posibles ataques aéreos si no se disuelven estas fuerzas armadas irregulares.
Las conversaciones se encuentran en una fase avanzada entre el primer ministro Mohammed Shia al-Sudani y líderes de grupos como Kataeb Hezbolá, al-Nujaba, Kata’ib Sayyid al-Shuhada y Ansar Allah al-Awfiya. El político chií Izzat al-Shahbndar afirmó que las milicias entienden el riesgo de ser blanco de acciones militares estadounidenses y están considerando opciones para evitarlo. Uno de los comandantes de Kataeb Hezbolá reconoció que Trump “está listo para llevar la guerra con nosotros a niveles peores” y que buscan evitar ese escenario.

Detalles sobre las milicias chiíes y sus capacidades operativas
- Integran la Resistencia Islámica en Irak, una coalición de 10 grupos chiíes armados.
- Poseen alrededor de 50.000 combatientes y arsenales con misiles y armas antiaéreas.
- Han realizado docenas de ataques contra fuerzas de EE. UU. e Israel desde octubre de 2023.
- Su lealtad es hacia el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) de Irán, no hacia Bagdad.
El gobierno iraquí intenta recuperar el control de las armas en su territorio
El asesor de exteriores de Sudani, Farhad Alaadin, indicó que el objetivo del gobierno es lograr que todas las armas estén bajo control estatal, mediante un “diálogo constructivo”. Las milicias han comenzado a reducir su visibilidad en ciudades clave como Mosul y Anbar desde enero, anticipando posibles bombardeos. Asimismo, varios comandantes han tomado medidas para proteger su identidad, cambiando teléfonos, domicilios y vehículos de forma frecuente.

El Departamento de Estado de EE. UU. reiteró que estas fuerzas deben responder al comandante en jefe de Irak y no a intereses extranjeros. Aunque un funcionario estadounidense advirtió que en el pasado ya ha habido ceses temporales de ataques sin resultados duraderos, el grado de disposición actual de las milicias representa un cambio relevante frente a exigencias históricas de desarme por parte de Washington.
Las autoridades iraquíes evalúan mecanismos como la transformación de los grupos armados en partidos políticos o su integración en las fuerzas armadas regulares. Shahbndar aclaró que aún no se ha formalizado ningún acuerdo y que las discusiones continúan.
Impacto regional y contexto del debilitamiento del “Eje de la Resistencia”
El posible desarme de estas milicias ocurre en un momento de fragilidad para la red regional proiraní, conformada por organizaciones como Hezbolá en Líbano, Hamás en Gaza y los hutíes en Yemen. Desde el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, que desencadenó una nueva fase de la guerra en Medio Oriente, Israel y EE. UU. han intensificado sus operaciones militares contra estos actores.
Las milicias chiíes iraquíes han lanzado múltiples ataques con drones y cohetes contra objetivos estadounidenses e israelíes, incluidos los que mataron a tres soldados estadounidenses en Jordania y causaron bajas entre las FDI en Israel. Además, el reciente colapso del régimen sirio de Bashar al-Assad ha disminuido aún más la capacidad operativa de la alianza regional que Irán ha sostenido durante décadas.

En este escenario, el gobierno iraquí intenta equilibrar sus relaciones con Washington y Teherán. Las milicias surgieron tras la invasión de Irak en 2003, y con apoyo iraní se consolidaron como una fuerza militar paralela al ejército nacional. Ahora, la administración Trump exige su disolución como condición para evitar nuevas acciones militares.
Presión estadounidense se extiende a temas diplomáticos y humanitarios
El secretario de Defensa Pete Hegseth mantuvo una conversación con Sudani el 16 de marzo, advirtiéndole que debía impedir cualquier represalia de las milicias chiíes en respuesta a los ataques de EE. UU. contra los hutíes en Yemen. De acuerdo con fuentes de seguridad, Trump y sus asesores consideran prioritaria la contención de estas fuerzas irregulares para preservar la estabilidad regional.

Washington también ha vinculado su presión militar a temas diplomáticos como el secuestro de la académica ruso-israelí Elizabeth Tsurkov, desaparecida desde marzo de 2023. Según el periódico Al-Araby Al-Jadeed, EE. UU. advirtió a Sudani sobre posibles consecuencias políticas y económicas si no se garantizaba su liberación. El asesor de seguridad nacional iraquí aseguró que las autoridades están trabajando activamente para localizarla, aunque ningún grupo ha reivindicado su captura. Kataeb Hezbolá ha sido señalado por Israel como responsable.
El exasesor político Ibrahim al-Sumaidaie advirtió en televisión estatal que esta vez EE. UU. podría no aceptar una negativa. La posibilidad de una intervención forzada desde el exterior es vista como una consecuencia real si las autoridades iraquíes no actúan por iniciativa propia.
Por primera vez desde su aparición, las milicias chiíes muestran apertura al desarme bajo presión externa, una señal de que el escenario geopolítico regional ha entrado en una etapa de transformación forzada por el incremento de las tensiones militares y diplomáticas.