Un día después de que el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, anunciara nuevas sanciones contra funcionarios chavistas, este martes la embajadora norteamericana ante la ONU, Nikki Haley, brindó un discurso en el Consejo de las Américas, en Washington, donde aseguró que «es hora de que Maduro se vaya» del poder.
La diplomática señaló que la salida del dictador venezolano, además de ser necesaria para la recuperación del país, favorecerá a la seguridad de la región.
«La opresión sistemática del pueblo venezolano se ha convertido en una amenaza activa para toda la región. Para la seguridad de todos los pueblos de América Latina, es hora de que Maduro se vaya», manifestó Haley.
La representante de EEUU ante la ONU sostuvo que la situación de Venezuela también influye en Estados Unidos.
«La prosperidad de EE.UU. está críticamente ligada a la prosperidad del hemisferio. Nuestro futuro está ligado a nuestros vecinos», indicó.
Por su parte, volvió a calificar las elecciones convocadas por el régimen chavista para el próximo 20 de mayo de «farsa»: «No podemos permitir que Maduro represente su ‘victoria’, entre comillas, el 20 de mayo como una validación de su gobierno. Eso no será así».
«Las elecciones en Venezuela se están haciendo solo para proporcionar una cubierta falsa para un dictador, no para determinar el liderazgo legítimo del país», agregó.
Haley consideró que el régimen chavista trajo consecuencias «catastróficas» para el pueblo venezolano: «Aproximadamente el 90% de los venezolanos no saben qué comerán el siguiente tiempo de comida».
También se refirió a la situación de Nicaragua, uno de los aliados de la dictadura venezolana. «Durante mucho tiempo, el gobierno de Daniel Ortega se ha visto más como una dictadura que como una democracia».
«Al igual que su patrón en Caracas y sus mentores en La Habana, el gobierno de Ortega se ha mantenido en el poder organizando elecciones, intimidando a los críticos y censurando a los medios», indicó la embajadora de EEUU ante la ONU.
Finalmente, llamó al diálogo en el país y a terminar con el conflicto que ya dejó más de 45 muertos por la brutal represión del régimen de Ortega.