El jueves, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que estaba creando un panel independiente para revisar su manejo de la pandemia de la COVID-19 y la respuesta de los gobiernos de todo el mundo.
EEl anuncio sigue a las fuertes críticas de la administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que acusó a la OMS de estar “centrada en China”, y a la notificación formal de los Estados Unidos el martes de que se retiraba de la agencia de la ONU dentro de un año.
La ex primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, y la ex presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, han aceptado encabezar el panel, señaló el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
“La magnitud de esta pandemia, que ha afectado prácticamente a todo el mundo, merece claramente una evaluación acorde, una evaluación honesta”, añadió Tedros en una reunión virtual con representantes de los 194 estados miembros de la OMS.
Los copresidentes seleccionarán a los otros miembros del panel, indicó. El panel entonces proporcionará un informe provisional a una reunión anual de ministros de salud en noviembre y presentará un “informe sustantivo” en mayo próximo.
“Este no es un informe estándar que marca una caja y luego se pone en un estante para recoger el polvo. Esto es algo que nos tomamos en serio”, explicó Tedros.
En mayo, los estados miembros de la OMS adoptaron por unanimidad una resolución propuesta por la Unión Europea en la que se pedía una evaluación de la respuesta mundial a la pandemia.
En su discurso en la reunión del jueves, Clark afirmó que la tarea sería “excepcionalmente difícil”.
Johnson-Sirleaf, cuyo país fue devastado por el brote de Ébola en África Occidental, el peor del mundo, en el 2014-2016, señaló que esperaba con interés “hacer todo lo posible para responder” a los desafíos de la pandemia.
Se ha informado de que más de 12 millones de personas han sido infectadas por el nuevo coronavirus en todo el mundo y 548 429 han muerto, según un recuento de Reuters.
Ilona Kickbusch, experta en salud global y ex jefa de comunicaciones de la OMS, informó a Reuters el miércoles que cualquier revisión tenía que ser creíble.
“Tiene que ser visto como un grupo de personas en las que se puede confiar, que puede iniciar el proceso, y probablemente involucrará a otros”, finalizó.