El primer buque cerealero ucraniano que ha zarpado en meses ha pasado una inspección internacional en aguas turcas, lo que ha allanado el camino para la etapa final de su viaje.
El miércoles, el Razoni, con bandera de Sierra Leona, zarpó de la entrada norte del estrecho del Bósforo en Turquía con destino a Trípoli (Líbano), con 26.000 toneladas de grano ucraniano.
El granelero fue inspeccionado por representantes de Rusia, Ucrania, Turquía y las Naciones Unidas antes de su partida, como parte de un pacto negociado por Moscú y Kiev para aliviar la crisis alimentaria mundial.
Debido a la preocupación de Rusia por la posibilidad de que los buques que transportan armas desde y hacia Ucrania sean inspeccionados como parte del acuerdo, los dos países aceptaron este requisito.
Según las fotos publicadas por el Ministerio de Defensa de Turquía, que colaboró estrechamente con las Naciones Unidas para facilitar el acuerdo, un equipo de inspección utilizó una escalera de cuerda para subir al barco.
A pesar de semanas de discusiones, el Razoni abandonó el puerto de Odesa en el mar Negro el lunes por la mañana, después de que Rusia prometiera no asaltar los envíos de grano a cambio de una garantía de la ONU de que intentaría abrir el flujo de alimentos y fertilizantes rusos a los mercados mundiales.
El barco desembarcó en la entrada norte del Bósforo el martes por la noche tras un viaje de más de 36 horas y atravesando mares cargados de minas.
Según un comunicado del Centro de Coordinación de la Agencia Conjunta para la venta de cereales, los inspectores realizaron “una inspección de tres horas”.
Como resultado, pudieron “hablar con la tripulación y adquirir información crucial” sobre el paso del buque “a través del corredor humanitario marítimo” en el mar Negro, que está minado y bajo la constante amenaza de los misiles rusos.
Como parte del acuerdo, la ONU pretende animar a los comerciantes de cereales y a las empresas de transporte de mercancías a enviar nuevos buques a Ucrania, al menos otros 16 barcos están a la espera de salir de Odesa. El acuerdo ha sido aclamado por Kiev, pero los funcionarios ucranianos han expresado sus dudas sobre la capacidad de Moscú para cumplir su parte del trato en medio del conflicto actual y la desconfianza generalizada.
Los Razoni han dado un “gran paso”, según el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Al tiempo que pedía a Rusia que dejara de atacar los campos ucranianos y de dañar las infraestructuras agrícolas, también solicitó el fin de los ataques del ejército ruso.