El gobierno británico defendió su posición tras anunciar que podría reconocer un Estado palestino si Israel no adopta medidas concretas antes de septiembre para mejorar la situación humanitaria en Gaza y avanzar hacia un acuerdo de paz. Esta decisión fue interpretada por autoridades israelíes como un gesto favorable hacia el grupo terrorista Hamás. El primer ministro Keir Starmer estableció un plazo específico, lo que generó una reacción inmediata en Jerusalén.
El gobierno israelí respondió que la iniciativa británica representaba una recompensa para Hamás y un castigo para las víctimas del ataque perpetrado por el grupo el 7 de octubre de 2023. La administración de Benjamin Netanyahu rechazó la presión externa, al considerar que la propuesta británica desconocía el contexto de seguridad y las consecuencias de la ofensiva sufrida por su población civil durante ese ataque.
Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, afirmó que “no creía que Hamás debiera ser recompensado” mediante el reconocimiento internacional de un Estado palestino. Sus declaraciones coincidieron con el debate político que surgió en el Reino Unido tras la difusión del plan diplomático promovido por el nuevo gobierno laborista.
Ante la consulta sobre esas críticas, la ministra de Transporte británica, Heidi Alexander, respondió durante entrevistas en medios nacionales que la propuesta del Reino Unido no buscaba beneficiar a Hamás. “Esto no es una recompensa para Hamás. Hamás es una vil organización terrorista que ha cometido atrocidades atroces. Se trata del pueblo palestino. Se trata de esos niños que vemos en Gaza muriendo de hambre”, declaró a la emisora LBC.
Alexander agregó que el objetivo de la medida consistía en ejercer presión sobre el gobierno israelí para permitir el ingreso de ayuda humanitaria. “Tenemos que aumentar la presión sobre el gobierno israelí para que levante las restricciones y permita que la ayuda regrese a Gaza”, concluyó.