El primer ministro de Yemen, Ahmed Awad bin Mubarak, renuncia tras enfrentar obstáculos para reformar el gobierno.
Dimisión de Ahmed Awad bin Mubarak sacude el gobierno yemení
Ahmed Awad bin Mubarak, primer ministro del gobierno yemení reconocido internacionalmente, anunció su dimisión el 3 de mayo de 2025, tras enfrentar múltiples dificultades para implementar reformas y estabilizar el país. En un comunicado oficial, Mubarak señaló que su decisión responde a los “numerosos obstáculos” que encontró, particularmente su incapacidad para llevar a cabo una reestructuración del gabinete, crucial para abordar la crisis económica y política que atraviesa Yemen. La renuncia marca un nuevo capítulo de inestabilidad en un país devastado por una década de guerra civil y tensiones regionales.
La dimisión de Mubarak se produce en un contexto de creciente presión sobre el Consejo Presidencial de Liderazgo, que lo nombró primer ministro en febrero de 2024. Fuentes cercanas al gobierno indicaron que las disputas con el presidente del Consejo, Rashad al-Alimi, han sido un factor determinante. Según reportes, Alimi propuso reemplazar a Mubarak con el actual ministro de Finanzas, Salem bin Breik, una movida que cuenta con el respaldo de Arabia Saudita, aliado clave del gobierno yemení. Estas tensiones internas reflejan las divisiones dentro de la coalición anti-Hutí, que lucha por mantener la unidad frente a los rebeldes respaldados por Irán.
Antes de su nombramiento como primer ministro, Mubarak se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores y embajador de Yemen en Estados Unidos. Su trayectoria incluye un firme rechazo a los Hutíes, el grupo rebelde que controla la capital, Sanaa, y amplias regiones del país desde 2014. En 2015, Mubarak fue secuestrado por los Hutíes durante diez días, un episodio que marcó su postura intransigente contra el grupo. Durante su mandato, buscó fortalecer las relaciones con aliados como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, mientras abogaba por soluciones a la crisis económica, incluyendo la estabilización del rial yemení, que ha sufrido una depreciación histórica.
La renuncia de Mubarak coincide con una escalada de desafíos para el gobierno yemení. En octubre de 2024, el primer ministro convocó una reunión de emergencia en Aden para abordar la caída del rial, que ha exacerbado la inflación y el costo de vida para millones de yemeníes. A pesar de los esfuerzos, incluidos apoyos financieros de Arabia Saudita por 500 millones de dólares en diciembre de 2024, las medidas no lograron revertir el colapso económico. Además, los ataques de los Hutíes en el mar Rojo han complicado el comercio y la seguridad regional, afectando la capacidad del gobierno para proyectar autoridad.
Datos clave sobre la crisis política en Yemen
- Nombramiento de Mubarak: Designado primer ministro el 5 de febrero de 2024, tras servir como ministro de Relaciones Exteriores.
- Apoyo saudí: Arabia Saudita proporcionó 200 millones de dólares para el presupuesto y 300 millones para el Banco Central en 2024.
- Conflicto con Hutí: Los rebeldes controlan Sanaa y atacan rutas marítimas, desafiando al gobierno reconocido.
- Reemplazo propuesto: Salem bin Breik, ministro de Finanzas, es el candidato principal para suceder a Mubarak.
Contexto regional y desafios economicos en Yemen
El gobierno yemení enfrenta no solo tensiones internas, sino también un entorno regional complejo. Los Hutíes, respaldados por Irán, han intensificado sus ataques contra barcos en el mar Rojo, lo que llevó a Estados Unidos a redesignarlos como Organización Terrorista Extranjera en enero de 2025. Desde marzo de 2025, las fuerzas estadounidenses han realizado más de 800 ataques aéreos contra objetivos Hutí, matando a cientos de combatientes, incluidos líderes del grupo. Estas operaciones, sin embargo, no han debilitado significativamente el control rebelde, lo que limita las opciones del gobierno de Aden.
Arabia Saudita, principal patrocinador del gobierno yemení, ha desempeñado un papel central en la búsqueda de estabilidad. En junio de 2024, el ministro de Defensa saudí, Príncipe Khalid bin Salman, se reunió con Mubarak en Jeddah para reafirmar el compromiso del reino con la paz en Yemen. La asistencia financiera saudí, incluyendo una inyección de 250 millones de dólares en febrero de 2024, ha sido vital para pagar salarios de empleados públicos y sostener el Banco Central. Sin embargo, la persistente depreciación del rial y la corrupción han obstaculizado los esfuerzos de recuperación.
En el ámbito internacional, Mubarak buscó ampliar las alianzas del gobierno yemení. En febrero de 2024, visitó Moscú para discutir con funcionarios rusos, incluido el ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, el rol de Rusia en la pacificación de Yemen. También se reunió con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, en enero de 2025, para coordinar estrategias contra los Hutíes. Estas iniciativas reflejaron el esfuerzo de Mubarak por posicionar a Yemen en el escenario global, aunque los resultados fueron limitados por la inestabilidad interna.
La renuncia de Mubarak también ha generado especulaciones sobre el futuro del Consejo Presidencial. Algunos analistas sugieren que la salida del primer ministro podría ser un intento de Alimi para consolidar su poder, mientras que otros ven en ella un reflejo de la frustración de los aliados regionales ante la falta de avances. En abril de 2025, Mubarak había denunciado públicamente la corrupción como la causa principal del deterioro de los servicios públicos, una declaración que generó fricciones con sectores del gobierno.
Impacto de la renuncia en la estabilidad de Yemen
La partida de Mubarak deja al gobierno yemení en una posición precaria. La designación de un nuevo primer ministro será un desafío, dado el delicado equilibrio de poder dentro del Consejo Presidencial y las expectativas de los aliados internacionales. La propuesta de nombrar a Salem bin Breik ha sido bien recibida por Arabia Saudita, pero aún no se ha formalizado. Mientras tanto, el gobierno enfrenta el reto de mantener la cohesión frente a los avances de los Hutíes y la presión de una población agotada por la guerra y la pobreza.
En mayo de 2025, Mubarak abandonó Aden rumbo a Riad, en un viaje que algunos interpretaron como una señal de su inminente salida. Su incapacidad para resolver la crisis eléctrica y la depreciación del rial alimentaron las críticas a su gestión. A pesar de sus esfuerzos por proyectar una imagen de resistencia, incluyendo discursos en foros como el Arab Media Forum en Dubai en mayo de 2024, donde condenó las actividades “subversivas” de los Hutíes, Mubarak no logró consolidar el apoyo necesario para impulsar reformas estructurales.
la guerra en Yemen, iniciado en 2014, ha dejado más de 150,000 muertos y millones de desplazados, según estimaciones de la ONU. La intervención de la coalición liderada por Arabia Saudita desde 2015 ha apoyado al gobierno reconocido, pero no ha logrado derrotar a los Hutíes. En este contexto, la renuncia de Mubarak subraya las dificultades de gobernar un país fragmentado, donde las rivalidades políticas y los intereses externos complican cualquier intento de estabilización.
La comunidad internacional ha seguido de cerca los acontecimientos en Yemen. El Reino Unido, por ejemplo, anunció en mayo de 2024 un aumento en la ayuda humanitaria para alimentar a más de 850,000 personas, en un esfuerzo por mitigar la crisis. Sin embargo, los cortes de fondos y la detención de trabajadores humanitarios por los Hutíes han obstaculizado estas iniciativas. Mientras Yemen enfrenta una de las peores crisis humanitarias del mundo, la salida de Mubarak plantea interrogantes sobre la capacidad del gobierno para liderar la reconstrucción del país.