A medida que avanza la guerra ruso-ucraniana, tanto Rusia como Ucrania han ajustado sus objetivos estratégicos. Rusia abandonó su objetivo inicial de tomar Kiev e instalar un gobierno prorruso tras enfrentarse a una feroz resistencia ucraniana, y ahora se centra en conquistar el este de Ucrania y anexionarse partes significativas del territorio del sur del país. Los objetivos mínimos de Ucrania incluyen el restablecimiento de sus fronteras de preguerra, y los líderes políticos sugieren ocasionalmente que Ucrania debería ampliar sus ambiciones para recuperar el territorio perdido por Rusia en Crimea y la región de Donbás desde 2014.
Los objetivos estratégicos de Estados Unidos en Ucrania también son un blanco móvil. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, declaró que Estados Unidos no solo quiere que Ucrania siga siendo un país soberano y democrático, sino también “ver a Rusia debilitada hasta el punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania.” La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, prometió que Estados Unidos apoyará a Ucrania “hasta que se acabe la lucha”. El presidente Joe Biden reiteró este punto, afirmando que Estados Unidos apoyaría a Ucrania durante “todo el tiempo necesario para que Rusia no pueda, de hecho, derrotar a Ucrania y salir de ella”.
Los analistas y comentaristas debaten sobre cuán ambicioso debe ser el apoyo de Estados Unidos a Ucrania. Algunos estudiosos han hecho hincapié en las diferencias entre los intereses estadounidenses y ucranianos y han animado a limitar los objetivos. Los llamamientos a un apoyo militar continuado y ampliado han llegado a dominar el discurso de la política de defensa.
Un punto central de desacuerdo entre estos dos campos es la probabilidad percibida de una escalada nuclear. Mientras que los defensores de los objetivos limitados tienden a preocuparse por la posibilidad de una escalada a través del umbral nuclear, los analistas a favor de un mayor apoyo a Ucrania consideran que los costes de las concesiones son más peligrosos que la confrontación y tienden a ver la probabilidad de una escalada como mínima.
La probabilidad de uso nuclear en Ucrania puede ser baja, pero no es cero. Los analistas que descartan rápidamente la posibilidad de una escalada nuclear -e incluso la mayoría de los que expresan su preocupación por un conflicto nuclear- simplifican en gran medida las numerosas vías que pueden conducir a un uso nuclear, ya sea intencionado o involuntario. Una delimitación más clara de esas vías ayudará a los responsables políticos a comprender mejor qué opciones políticas pueden hacer avanzar los objetivos de Estados Unidos de forma más segura, y qué políticas deberían inspirar una mayor cautela y moderación.
La elección de la vía nuclear
El día en que Rusia invadió Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin advirtió que cualquier oposición a los esfuerzos rusos tendría consecuencias “como nunca han visto en toda su historia”. Varios días después, Putin puso las fuerzas nucleares rusas en alerta máxima. Las amenazas nucleares han seguido emanando de Rusia a lo largo del conflicto, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, advirtió recientemente a los líderes occidentales que los riesgos de una guerra nuclear son ahora “considerables”.
A pesar de estas amenazas nucleares manifiestas, los líderes estadounidenses y europeos han expresado su escepticismo sobre la probabilidad de un intercambio nuclear. Por ejemplo, poco después de la decisión de Rusia de poner sus fuerzas nucleares en alerta máxima, el presidente estadounidense Joe Biden recibió una pregunta sobre si los ciudadanos estadounidenses deberían temer una guerra nuclear en Europa. La respuesta de Biden fue sencilla: “no”. Cinco meses de amenazas nucleares incumplidas han llevado a los analistas a afirmar que las amenazas de Rusia “no son creíbles”.
Además, dados los efectos masivamente destructivos de las armas nucleares y el aparente tabú contra su uso, otros afirman con rotundidad que Rusia no utilizará armas nucleares en Ucrania porque “se producirían represalias extraordinarias y el oprobio universal”. Incluso los observadores más preocupados por la posibilidad de que Rusia utilice armas nucleares consideran, en general, que ese resultado es poco probable.
Tales afirmaciones de que Rusia no utilizaría armas nucleares se basan en una suposición importante: la decisión de utilizar armas nucleares será políticamente calculada y dirigida a propósito por Putin. Esta suposición, sin embargo, pasa por alto un desafío separado para la estabilidad de la crisis. En concreto, las crisis conllevan riesgos de escalada nuclear involuntaria que se produce sin una intención política explícita. Estas preocupaciones merecen una mayor atención al debatir la política exterior de Estados Unidos con respecto a Ucrania, ya que la probabilidad de una escalada no intencionada puede ser mayor que la escalada intencionada en determinadas circunstancias, como por ejemplo si Rusia comienza a movilizar sus fuerzas nucleares para mostrar su determinación.
Vías para una escalada involuntaria
Es muy probable que Putin considere el uso de armas nucleares si se enfrenta a una derrota estratégica devastadora o a una amenaza existencial para su régimen. Hay dos intereses fundamentales que podrían entrar en esta categoría: en primer lugar, las amenazas a la seguridad física de Rusia, incluyendo potencialmente los desafíos a las ganancias territoriales conseguidas por Rusia desde 2014; y en segundo lugar, las amenazas a la supervivencia del régimen político de Putin.
Los escépticos de la preocupación por la escalada argumentan que las armas nucleares no entrarán en juego mientras Estados Unidos y la OTAN eviten las líneas rojas de Rusia, incluidos los ataques directos a las fuerzas rusas y el despliegue de fuerzas de la OTAN en territorio ucraniano. Los peligros asociados a cruzar estas líneas rojas explican por qué los responsables políticos estadounidenses rechazaron las propuestas de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania, que habría requerido que las fuerzas occidentales apuntaran directamente al ejército ruso para hacer cumplir la política.
Sin embargo, evitar un enfrentamiento directo con las fuerzas rusas no es suficiente para garantizar que no se utilicen las armas nucleares. El uso de las armas nucleares no es un simple interruptor de encendido y apagado, y el proceso de preparación de las armas nucleares para su uso potencial conlleva riesgos de uso nuclear involuntario. El simple hecho de acercarse a las líneas rojas de Rusia -incluso sin cruzarlas- aumenta la probabilidad de uso nuclear.
El principal nodo de preocupación para la escalada nuclear involuntaria durante las crisis militarizadas son los sistemas de mando y control nuclear de un Estado. Los sistemas de mando y control son los medios operativos por los que un Estado lleva a cabo la gestión, el despliegue y la posible liberación de armas nucleares. Más sencillamente, los procedimientos de mando y control determinan el grado de centralización de la supervisión política de las fuerzas nucleares de un país. Estos sistemas dictan la forma en que un Estado opera en tiempos de paz y en crisis, determinando directamente la probabilidad de uso nuclear.
Si Putin siente que la seguridad física de Rusia o su régimen político están en peligro, es más probable que aumente la preparación de su arsenal nuclear. Desde el punto de vista operativo, esto significa que los mandos militares de nivel inferior serán más capaces de utilizar armas nucleares a medida que los operadores militares vayan adquiriendo la posesión de armas nucleares totalmente preparadas y lanzables, probablemente sin controles técnicos que inhiban su uso. Esta delegación de la capacidad de uso nuclear a los mandos inferiores crea dos riesgos que se han pasado por alto en el debate sobre el uso nuclear en Ucrania.
En primer lugar, el uso accidental -es decir, el uso involuntario de armas nucleares debido a un mal manejo o a un diseño deficiente- se vuelve más probable a medida que los operadores militares obtienen el control de armas nucleares totalmente listas. Sin barreras en tiempos de paz para el uso de armas nucleares -como la separación de las ojivas nucleares de los misiles balísticos- los operadores militares en posesión de armas nucleares tienen menos restricciones en su capacidad para usarlas. La historia está repleta de ejemplos de cuasi-accidentes nucleares, casos en los que los accidentes estuvieron a punto de provocar un uso nuclear, y estos sucesos siguen siendo totalmente plausibles en Rusia. Además, si un arma nuclear detonara accidentalmente en Ucrania, los actores externos probablemente no reconocerían la detonación como accidental y podrían autorizar represalias nucleares.
En segundo lugar, la delegación de la capacidad de uso nuclear aumentaría la probabilidad de un uso no autorizado, que se produce cuando los custodios de las armas nucleares las utilizan sin autorización de los dirigentes políticos. El uso no autorizado podría producirse porque un comandante de nivel inferior decide eludir la cadena de mando y utilizar un arma nuclear sin autorización política, o ese comandante puede optar por utilizar armas nucleares para evitar la derrota en caso de ser superado convencionalmente por el adversario. Estas presiones serían especialmente pronunciadas para los comandantes de las armas nucleares tácticas rusas, ya que es más probable que se encuentren en un escenario de campo de batalla y se enfrenten a las presiones de “usarlas o perderlas”.
Mando y control nuclear y escalada de la crisis
En tiempos de paz, Rusia parece gestionar sus fuerzas nucleares de forma que mitiga el riesgo de uso accidental y no autorizado. El presidente ruso tiene la capacidad centralizada de autorizar el uso de armas nucleares y las ojivas nucleares se mantienen desmontadas de los misiles balísticos, lo que impide físicamente que los mandos inferiores posean armas nucleares, y mucho menos que las utilicen.
Sin embargo, si un adversario como la OTAN se acerca a las líneas rojas de Rusia y amenaza la seguridad del Estado o del régimen de Putin, es posible que éste autorice la transferencia de cabezas nucleares a los operadores militares para aumentar la preparación del arsenal en un esfuerzo por disuadir a la OTAN de cruzar la línea roja. Colocar armas nucleares tácticas completamente ensambladas en manos de las fuerzas militares rusas aumentaría inmediatamente la probabilidad de uso nuclear al abrir las puertas a un uso accidental o no autorizado.
Más allá del uso accidental y no autorizado, este proceso de aumento de la preparación del arsenal conlleva otra importante amenaza para la estabilidad estratégica. La inusual publicación de información sensible por parte de la administración Biden demuestra que Estados Unidos está vigilando activamente todos los aspectos disponibles del conflicto en Ucrania. Si los servicios de inteligencia estadounidenses descubrieran que Rusia estaba sacando ojivas nucleares de su almacén y aumentando su preparación operativa, los responsables políticos de Estados Unidos se verán obligados a tomar decisiones sobre el apoyo a los esfuerzos militares que aparentemente se están acercando al borde nuclear sin saber si Rusia estaba simplemente aumentando la preparación de su arsenal o si realmente se estaba preparando para llevar a cabo un ataque nuclear. En este caso, los funcionarios occidentales podrían considerar la movilización rusa como una causa para realizar ataques preventivos contra las armas nucleares tácticas de Rusia. Tanto si la OTAN lleva a cabo el ataque como si pasa información de inteligencia a Ucrania en apoyo de un ataque, este ataque directo a las fuerzas nucleares rusas cruzaría claramente una línea roja que fomenta el uso nuclear, garantizando así el intercambio nuclear que las fuerzas atacantes esperaban evitar en primer lugar.
La guerra ruso-ucraniana aún podría llegar a ser nuclear, y la ampliación de los objetivos de la guerra podría llevar a Rusia al borde del abismo.