MOSCÚ (Reuters) – Rusia está avanzando hacia la exclusión de los talibanes de su lista de organizaciones extremistas, dijo el jueves el presidente Vladimir Putin, un día después de las conversaciones de alto nivel entre Moscú y los nuevos gobernantes de Afganistán.
Rusia calificó a los talibanes de “organización terrorista” en 2003, pero los recibió en Moscú en varias ocasiones antes de que tomaran el poder en Afganistán en agosto.
A principios de esta semana, Rusia pidió que se movilizara la ayuda internacional para apoyar a Afganistán, mientras Moscú acogía a los talibanes en una conferencia internacional.
Los talibanes obtuvieron el miércoles el apoyo de 10 potencias regionales en las conversaciones mantenidas en Moscú para la idea de una conferencia de donantes de las Naciones Unidas que ayude al país a evitar el colapso económico y una catástrofe humanitaria.
Rusia, China, Pakistán, India, Irán y cinco estados de la antigua Asia Central se unieron a los talibanes para pedir a la ONU que convoque cuanto antes una conferencia de este tipo para ayudar a reconstruir el país.
Dijeron que debería celebrarse “con el entendimiento, por supuesto, de que la carga principal… debería ser asumida por las fuerzas cuyos contingentes militares han estado presentes en este país durante los últimos 20 años”.
Se trataba de una referencia directa a Estados Unidos y sus aliados, que invadieron Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y cuya abrupta retirada allanó el camino para que los talibanes islamistas retomaran el control del país en agosto.
Washington decidió no asistir a las conversaciones, alegando razones técnicas, pero ha dicho que podría participar en futuras rondas.
Rusia ha liderado las peticiones de ayuda internacional, consciente de que cualquier desbordamiento del conflicto desde Afganistán podría amenazar la estabilidad regional.
“Nadie está interesado en la parálisis completa de todo un Estado, que limita, entre otras cosas, con la CEI (Comunidad de Estados Independientes)”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
El resurgimiento de los talibanes ha suscitado el temor internacional de que vuelvan a su forma de gobierno islamista de línea dura de los años noventa, cuando acogieron al movimiento de Al Qaeda de Osama bin Laden y llevaron a cabo atroces violaciones de los derechos humanos, como las lapidaciones públicas y la marginación de las mujeres en el trabajo y en las escuelas.