Las operaciones de la policía rusa en las propiedades de los Testigos de Jehová han sido “asombrosas en su crueldad”, manifestó un portavoz de la fe que está prohibida en el país.
Los grupos de defensa de los derechos humanos han condenado la represión de la religión que ha sido prohibida en Rusia tras el fallo emitido en abril del 2017 por el Tribunal Supremo del país, que considera que el Centro Administrativo de los Testigos de Jehová es una organización extremista.
Desde entonces, muchos seguidores, de los cuales se estima que hay unos 175 mil en Rusia, se han enfrentado a arrestos, cargos criminales y arresto domiciliario.
La rama local del Comité de Investigación de Rusia anunció que el lunes se realizaron 110 registros en toda la región de Voronezh y se han abierto causas penales contra 10 fieles de entre 24 y 56 años, todos los cuales han sido detenidos.
Las autoridades mencionaron en un comunicado que, entre junio del 2018 y febrero del 2020, los sospechosos, y otros, burlaron a sabiendas la ley que prohibía la religión y continuaron con sus reuniones, predicaciones e intentos de atraer a nuevos seguidores.
“Al no querer ser descubiertos por los organismos de represión, los sospechosos utilizaron medidas de conspiración para ocultar sus actividades, entre ellas el almacenamiento de documentación electrónica y el uso de videoconferencias para las reuniones”, señalaba la declaración.
El portavoz de los testigos de Jehová, Jarrod Lopes, declaró que los informes preliminares sugerían que por lo menos dos personas habían sido golpeadas y que los agentes habían obligado a la gente a tirarse al suelo al realizar los registros.
Añadió que el lunes se produjo el mayor número de intervenciones a los seguidores de la fe en la Rusia moderna, superando el anterior récord de 50 casas en febrero en la región de Transbaikal. Indicó que las intervenciones en docenas de hogares también tuvieron lugar en Sochi en el sur de Rusia en octubre del 2019 y en Nizhny Novgorod en julio del 2019.
“Este mes, el número total de hogares de los Testigos allanados ha aumentado a más de mil desde el 2017. Por razones que no se entienden, oficiales fuertemente armados, como si estuvieran desplegados para el combate, están irrumpiendo en los hogares de cristianos pacíficos, muchos de los cuales son ancianos”, señaló en una declaración a Newsweek. “Los defensores de los derechos humanos y los organismos judiciales internacionales siguen condenando públicamente a Rusia por atacar a los testigos de Jehová. Esperamos que los líderes rusos pongan fin a la persecución y defiendan la libertad de religión y de creencias consagrada en su Constitución”.
Este mes, cuatro Testigos de Jehová considerados como “ancianos” de la fe fueron arrestados bajo cargos de extremismo en la ciudad sureña de Astracán, informó la policía local.
Amnistía Internacional condenó el trato dado al testigo de Jehová Dennis Christensen, ciudadano danés que cumplía una condena de seis años por extremismo después de haber sido detenido en una reunión de oración en la ciudad de Oryol en 2017. El mes pasado fue puesto en libertad condicional y en su lugar fue recluido en una colonia penal por una presunta violación menor de las normas penitenciarias.
“Dennis Christensen y todos los testigos de Jehová perseguidos por ejercer su derecho a la libertad de religión son presos de conciencia y deben ser liberados inmediata e incondicionalmente”, afirmó la Amnistía en una declaración.
“Rusia debe cumplir sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y poner fin a la persecución de personas simplemente por practicar su religión”, añadió.
Tras la decisión del tribunal ruso sobre Christensen, la subdirectora de la División de Europa y Asia Central de Human Rights Watch, Rachel Denber, anunció en un comunicado: “Rusia no tiene absolutamente nada que ganar con la inútil, cruel y abusiva persecución de los Testigos de Jehová”.