Un simbólico cargamento de 60.000 toneladas de trigo ruso ha zarpado hacia Arabia Saudita desde un puerto del Mar Negro siete meses después de que se establecieran las condiciones para permitir el comercio, dijeron tres fuentes a Reuters el jueves.
El cargamento está siendo enviado por una casa comercial en virtud de una licitación de origen opcional que ganó hace un par de meses, dijeron las fuentes.
El comprador estatal de grano de Arabia Saudita SAGO no respondió a una solicitud de Reuters para un comentario inmediato.
Rusia, el mayor exportador de trigo del mundo, lleva mucho tiempo buscando acceso al mercado saudí.
Arabia Saudita el pasado agosto se movió para allanar el camino a las importaciones de trigo ruso, relajando las especificaciones de importación. Eso fue visto como una señal de fortalecimiento de los lazos con Moscú más allá de la cooperación en materia de petróleo, semanas antes de que el presidente de Rusia Vladimir Putin visitara el país.
El envío llega en otro momento crucial en las relaciones entre Moscú y Riad, ya que la OPEP y Rusia se reunirán el jueves para tratar de acordar lo que sería el mayor recorte en la producción de petróleo de la historia.
Ha tomado siete meses para iniciar el suministro de trigo, ya que el trigo ruso era caro en comparación con otros orígenes disponibles en el mercado saudí.
Rusia y Arabia Saudita entraron en marzo en una guerra petrolera con pocos precedentes, al rechazar Moscú la pretensión saudí de pactar un recorte de producción ante la pandemia del coronavirus.
La respuesta de Riad fue disparar la producción para presionar a Rusia, un exceso de oferta que llevó el Brent al entorno de los 20 dólares y rompiendo, así, los acuerdos de la OPEP+ (alianza de la OPEP con otros productores como Rusia).
Rusia argumentó en ese momento que no estaba dispuesta a seguir sacrificando la producción de sus empresas para apuntalar los precios, mientras que Estados Unidos se beneficia de los recortes sin participar en ellos. Las órdenes de confinamiento que penden sobre casi la mitad de la población mundial han provocado un hundimiento sin precedentes en la demanda, mientras Moscú y Riad pugnan por el dominio de este menguante mercado.