El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, afirmó ayer que no prohibirá todas las ventas de armas a Israel, desoyendo sin rodeos una petición del Parlamento británico para que lo hiciera.
En una pregunta sobre el aniversario del ataque del 7 de octubre por parte de Hamás, la diputada Zarah Sultana preguntó si Starmer “finalmente haría lo que es legal y moralmente correcto y pondría fin a la complicidad del gobierno en los crímenes de guerra israelíes prohibiendo todas las ventas de armas a Israel, incluidos los aviones de combate F-35, no solo 30 licencias”.
“No”, respondió Starmer con franqueza. “Pero es un asunto muy serio. Prohibir todas las ventas significaría que no se haría ninguna con fines defensivos”.
“Ninguna acción con fines defensivos en el aniversario del 7 de octubre y días después de un gran ataque de Irán a Israel sería una posición equivocada para este gobierno y no la adoptaré”, afirmó Starmer.
En septiembre, Gran Bretaña dijo que suspendería inmediatamente docenas de licencias de exportación de armas con Israel porque existía el riesgo de que el equipo pudiera ser utilizado para cometer graves violaciones del derecho internacional humanitario, pero dijo que la decisión no equivalía a una prohibición general ni a un embargo de armas.