Un nuevo análisis ha encontrado que la decisión de Suecia de no cerrar en medio de la pandemia del coronavirus causó más muertes y puso una mayor presión en el sistema de salud del país, según una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia y la Universidad de Uppsala de Suecia publicada el viernes.
Por otro lado, el estudio encontró que el sistema de salud sueco se desempeñó mejor debido a sus mandatos de salud pública solamente, similar a otros países de Europa Occidental, incluyendo Francia, Italia y España, que tenían restricciones más estrictas después del brote de coronavirus.
No obstante, el enfoque de Suecia, a pesar de ver menos pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos, también reveló un mayor porcentaje de muertes de pacientes de edad avanzada fuera de las UCI que otros países cuando las camas de las UCI no estaban limitadas. Esto sugiere, según el estudio, que las autoridades sanitarias suecas consideraron el potencial de recuperación de los pacientes al decidir quién recibe acceso a los cuidados intensivos.
“Nuestro estudio muestra que las medidas de control de infecciones impulsadas individualmente pueden tener un efecto sustancial en los resultados nacionales, y vemos a Suecia como un buen ejemplo de este caso”, afirmó Peter Kasson, MD, PhD, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia y la Universidad de Uppsala de Suecia.
Añadió que “niveles más altos de acción individual suprimirían aún más la infección, mientras que una falta completa de acción individual probablemente habría llevado a una infección fugitiva, lo cual afortunadamente no ha ocurrido”.
Un aspecto importante de la investigación, señala Lynn Kamerlin, de la Universidad de Uppsala, fue que las políticas relativamente menos estrictas de Suecia en materia de coronavirus se vieron influidas por una población más dispuesta a auto aislarse voluntariamente y a la distancia social, lo que produjo resultados algo similares a los de otros países europeos avanzados e industrializados.
A pesar de ello, la tasa de mortalidad per cápita de Suecia era de 35 por cada 100 mil habitantes al 15 de mayo, mientras que su vecino del sur, Dinamarca, era de 9,3 por cada 100 mil, y los países escandinavos limítrofes, Finlandia y Noruega, mantenían una tasa de mortalidad de 5,2 y 4,7 por cada 100 mil, respetuosamente. En comparación, los Estados Unidos tenían una tasa de mortalidad de 24 por 100 mil durante el mismo período.
“Suecia es quizás el ejemplo más destacado de mitigación, limitar el alcance de las intervenciones perturbadoras desde el punto de vista social y económico, al tiempo que se sigue tratando de frenar la propagación y permitir una respuesta médica eficaz”, escribieron los investigadores en el nuevo estudio.
“Estudiar los efectos de esta estrategia, qué elementos son clave para reducir la mortalidad y la necesidad de atención sanitaria, y cómo podría compararse con otros enfoques, es por lo tanto de importancia crítica para la comprensión mundial de las respuestas a las pandemias”, concluyeron los investigadores.
Si bien Suecia no aplicó un cierre total, el país adoptó algunas medidas para detener la propagación del coronavirus, entre ellas el autoaislamiento voluntario por parte de personas sintomáticas y mayores de 70 años, y el cierre de escuelas. El modelo predictivo sugería que Suecia tendría 40 veces más pacientes que necesitaran camas en la UCI que el número de camas disponibles en la UCI, pero el empuje para el autoaislamiento redujo esto a cinco veces.
La disponibilidad de camas en la UCI, señalan los investigadores, se debió en parte a la fuerte probabilidad de que los pacientes mayores tuvieran más probabilidades de morir más rápido.
“Analizados por grupo de edad categórico, los pacientes suecos mayores con COVID-19 confirmado tenían más probabilidades de morir que de ser admitidos en la UCI, lo que sugiere que el pronóstico predicho podría haber sido un factor en la admisión a la UCI”, mencionaron los investigadores. “Esto probablemente redujo la carga de la UCI a costa de que más pacientes de alto riesgo murieran fuera de la UCI”.
“El hallazgo clave es que las acciones individuales importan, si suficientes individuos se quedan en casa y toman precauciones cuando están en la comunidad, puede realmente cambiar la curva de infección. Y no podemos dejarlo ahora”, resumió Kasson.
El estudio se puede encontrar en la revista científica Clinical Infectious Diseases.