TAIPEI (Reuters) – Taiwán necesita contar con armas de largo alcance y precisión para disuadir adecuadamente a una China que está desarrollando rápidamente sus sistemas para atacar la isla, dijo el lunes el ministro de Defensa, Chiu Kuo-cheng.
Taiwán propuso este mes un gasto extra en defensa de casi 9.000 millones de dólares en los próximos cinco años, incluyendo la compra de nuevos misiles, al tiempo que advertía de la urgente necesidad de actualizar el armamento ante la “grave amenaza” del gigante vecino China, que reclama Taiwán como territorio propio.
En su intervención en el parlamento, Chiu dijo que Taiwán tenía que ser capaz de hacer saber a China que podía defenderse.
“El desarrollo de equipos debe ser de largo alcance, preciso y móvil, para que el enemigo pueda percibir que estamos preparados en cuanto envíe sus tropas”, añadió, en referencia a la capacidad de misiles de Taiwán.
En un informe escrito dirigido al Parlamento que acompañó la comparecencia de Chiu, el ministerio dijo que se estaban utilizando misiles de medio y largo alcance en ejercicios de interceptación en una instalación de pruebas clave en la costa sureste de Taiwán.
Chiu se negó a dar detalles a los periodistas sobre el alcance de los misiles de Taiwán, algo que el gobierno siempre ha mantenido en secreto.
Taiwán ofreció una evaluación inusualmente dura de las capacidades de China en su informe anual sobre el ejército chino, diciendo que podrían “paralizar” las defensas de Taiwán y son capaces de vigilar completamente sus despliegues. leer más
Chiu dijo que era importante que el pueblo de Taiwán fuera consciente del peligro al que se enfrenta.
Preguntado por lo que China atacaría primero en caso de guerra, Chiu respondió que serían las capacidades de mando y comunicación de Taiwán.
“En esto, las capacidades de los comunistas chinos han aumentado rápidamente. Pueden perturbar nuestros sistemas de mando, control, comunicaciones e inteligencia, por ejemplo, atacando primero las estaciones de radar fijas”, dijo.
“Así que debemos ser móviles, sigilosos y capaces de cambiar de posición”.
La presidenta Tsai Ing-wen ha hecho del refuerzo y la modernización de las defensas una prioridad, para convertir a la isla en un “puercoespín” difícil de atacar.
Taiwán se ha quejado durante meses de la repetida actividad militar china en sus proximidades, en particular de la entrada de aviones de la fuerza aérea en la zona de defensa aérea de Taiwán.
China ha intensificado sus esfuerzos para obligar a la isla, gobernada democráticamente, a aceptar la soberanía china. La mayoría de los taiwaneses no han mostrado ningún deseo de ser gobernados por la autocrática Pekín.