Las empresas de seguridad privadas Ambrey y Diaplous Group concluyeron la búsqueda de los desaparecidos tras el hundimiento del granelero Eternity C, atacado el 7 de julio por los hutíes en el mar Rojo. Según las declaraciones emitidas, al menos cuatro personas murieron y otras once no han sido localizadas. Las labores de rescate se centraron en las inmediaciones del lugar donde se produjo el ataque.
Imágenes satelitales recientes muestran extensas mareas negras en la zona del hundimiento del Eternity C y también en el punto donde se hundió el buque Magic Seas, igualmente atacado por los hutíes. Estos ataques forman parte de una serie de agresiones dirigidas a embarcaciones comerciales en el contexto de la guerra entre Israel y Hamás, lo cual ha afectado el tránsito marítimo por esta ruta clave para el comercio global.
Los dos graneleros fueron atacados hace más de una semana. En ambos casos, los agresores utilizaron armas pequeñas y drones cargados con explosivos. El Eternity C no contaba con escolta de la Marina estadounidense ni de fuerzas navales de la Unión Europea. A pesar de tener un equipo de seguridad compuesto por tres personas, el buque no solicitó acompañamiento al navegar por esta zona de alto riesgo.
Diez personas fueron rescatadas con vida tras el ataque, entre ellas ocho tripulantes de nacionalidad filipina y dos integrantes del equipo de seguridad, de nacionalidad griega e india. La Operación Aspides de la Unión Europea confirmó que las condiciones del rescate permitieron recuperar únicamente a ese grupo, mientras que se presume que el resto murió o se encuentra en paradero desconocido.
Los hutíes declararon haber capturado a algunos de los marineros, aunque no han presentado pruebas que respalden esa afirmación. La embajada de Estados Unidos en Yemen manifestó su creencia de que algunos miembros de la tripulación fueron secuestrados por los rebeldes tras el ataque.